lunes, 31 de marzo de 2014

Propone escritor "apreciar la grandeza de Paz en la intimidad"

31/Marzo/2014
La Jornada
Mónica Mateos-Vega

La grandeza de Octavio Paz se debería reconocer en la intimidad, tal vez a través de grupos pequeños de discusión que permitan el intercambio de puntos de vista e interpretaciones, considera el escritor e investigador Enrico Mario Santí (Santiago De Cuba, 1950).
El también catedrático de la Universidad de Kentucky trabajó con el Nobel de Literatura 1990 en la edición crítica de algunas de sus obras canónicas: Primeras letras, Libertad bajo palabra, El laberinto de la soledad y Blanco, la cual editó y prologó. También fue integrante del Consejo Consultivo de la Fundación Octavio Paz.
Nueva compilación
Ediciones del Equilibrista publicará en breve su nueva recopilación Octavio Paz: la experiencia poética. Antología comentada, con textos inéditos del poeta.
A propósito del centenario del natalicio del autor, Santí señala en entrevista con La Jornada que en la obra de los grandes escritores, como Octavio Paz, todo es una puerta de entrada. Cualquier texto por él escrito, poesía o prosa, literatura o política, arte o historia, puede servir de introducción para quien lo lea por vez primera.
“Hace años, el propio Paz preparó una edición de tres tomos que reunía sus escritos sobre el tema general de México en la obra de... Se publicó, además, en formato pequeño y muy manejable, lo cual facilitaba su lectura y consulta.
“Sería bueno disponer de ese tipo de antologías para varios niveles, y con temas lo suficientemente diversos para satisfacer distintos gustos. Pero, ¿qué pasa entonces con toda la obra que no es sobre México, de la cual desde luego hay mucha? Se trata, evidentemente, de delicadas decisiones editoriales de tipo oficial y cuyo contenido se debería guiar, me parece, por niveles de competencia de lectura: pues evidentemente los estudiantes de primaria no van a tener acceso a textos más accesibles a los de prepa.
Yo recomendaría empezar con una antología, de la cual hay muchas buenas, inclusive un par de ellas preparadas por el propio Paz, o tal vez dos: una de su poesía y otra de su prosa ensayística. Recomendaría también, ¡aunque tal vez no debería decirlo yo!, no leer a sus exégetas, sino a él directamente: la obra misma. Otra vía de entrada a Paz son los muchos videoprogramas que hizo y donde dio sus opiniones. De la pantalla podemos saltar después a los libros.
–¿Cree que la figura de Paz se va a institucionalizar en México, que se convertirá en héroe literario de bronce?
–Pues ojalá que no, caray, que no sea otro héroe de bronce, porque es lo que más detestaba: la petrificación oficial. Habría que recordar eso que él dijo una vez sobre Sor Juana: que en lugar de levantar monumentos de gusto dudosos u ordenar costosas reimpresiones de sus obras, se ayudase a los investigadores a buscar papeles y manuscritos. Él mismo distinguía siempre entre lo grande y lo grandote.
–¿Cómo hacer para que los interlocutores de Octavio Paz dejen de ser principalmente intelectuales eruditos y que el ciudadano común se acerque más a su obra?
–Tal vez la grandeza de Paz se debería reconocer en la intimidad: grupos pequeños de discusión que permitan el intercambio de puntos de vista e interpretaciones. Lo que tú llamas intelectuales eruditos tiene esa función de guía, pero no de policía.
–¿Poeta, ensayista, promotor cultural, intelectual público, editor, diplomático, comentarista político, crítico de arte, maestro y profesor, cuál considera que es el Paz que más le hace falta a México y a América Latina estos días?
–Personas como Octavio Paz, con tantos múltiples talentos, se dan con muy poca frecuencia en cualquier sociedad, y no sólo en México o América Latina. Tu observación sobre esa multiplicidad apunta hacia otra cosa: la mutua dependencia de todos esos papeles. Es decir, Paz fue un excelente poeta y ensayista precisamente, porque supo ser, también, intelectual público, diplomático, maestro, profesor, y también viceversa: supo ser un excelente maestro en virtud de su sensibilidad poética, su pasmosa cultura universal y su valor como persona pública.
No sólo era un hombre-orquesta, también supo equilibrar sus vasos comunicantes. Qué duda cabe que no sólo a México y a América Latina, sino al mundo de hoy, le hace falta gente como él.
Santí ha impartido más de 50 conferencias y seminarios sobre la obra de Paz en México, América Latina, Estados Unidos y Europa. Recientemente fue el curador de la aplicación electrónica del poema Blanco, a pedido del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Fondo de Cultura Económica (FCE). También recopiló los textos para el libro Luz espejeante: Octavio Paz ante la crítica y prepara una biografía intelectual del poeta. Su libro El acto de las palabras: estudios y diálogos con Octavio Paz (1997), se considera uno de los mejores sobre el tema.
–¿Qué faceta de Paz prefiere usted o es la que encuentra más rica para estudiar, para deleitarse en la lectura y para polemizar?
–No sé si soy uno de los principales especialistas, ¡hay muchos!, sólo sé que he sido su lector y, me temo, seguiré siéndolo para el resto de mis días. Por mucho, me deleito con su poesía, no se trata, en rigor, de algo con lo que se pueda polemizar. ¿Se puede debatir con un poema?
Indignación contagiosa
“En cambio, el diálogo que Paz entabla con el mundo de las ideas, sean estas literarias o políticas, históricas o de actualidad, siempre está sujeto al debate.
“Una de las frases, casi una muletilla, a la que él recurría en cualquier conversación era la pregunta: ‘¿no le parece?’ La hacía siempre con un tono medio pícaro, medio desafiante. Al principio de nuestra relación la pregunta me intimidaba, a pesar de mi formación académica o ¿tal vez como consecuencia de ella? Sencillamente no estaba acostumbrado a lidiar con alguien así. Hasta que me di cuenta que lo hacía con todo el mundo y con el propósito de provocar, porque le gustaba discutir, explorar. Hoy lo leo, y en medio de mis lecturas suelo detenerme y cerrar el libro, cuestionar lo que dice y entonces preguntarle, o me pregunto: ‘¿No te parece?’
“Pero confieso que cuando leo los poemas de un libro como Vuelta, por ejemplo, esos poemas me seducen, me contagian su indignación y, a veces, como eso de ‘aquellos mariachis’, me hacen llorar”.
–¿Existe algún Octavio Paz inédito, que falte por estudiar y/o descubrir?
–Inéditos por estudiar: sus cartas. Por descubrir: ¡todo!
–¿Cómo es el México que Paz plasmó en su obra, usted cómo lo percibe?
Un pueblo que busca su forma: cita de El laberinto de la soledad. Lo dicho sobre México también se aplica a cada uno de nosotros.

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