domingo, 14 de julio de 2013

Arte inspirado en Bolaño

13/Julio/2013
Confabulario 
Sonia Sierra Echeverry


La obra de Roberto Bolaño ha abierto puertas hacia nuevas obras y lenguajes, más allá del territorio de la literatura.

En 2011 las galerías Kurimanzutto y Regen Projects, del DF y Los Ángeles, se plantearon hacer una exposición donde un grupo de artistas creara arte en torno de Bolaño o se incluyeran obras ya creadas y provistas de referencias a esa literatura del escritor chileno. Se buscó que lo pedagógico e ilustrativo no tuvieran lugar ahí.

Como a cualquier lector, a artistas y curadores la obra de Bolaño les provoca muy distintas sensaciones. Patti Smith presentó en esa exposición la secuencia “Roberto Bolaño’s Chair”, fotografías de la silla del escritor que ella captó en un viaje a su casa en Blanes, España. Atrás de esa fotografía no sólo hubo un largo y profundo viaje; esa idea recoge todo un pensamiento vinculado a la historia de Smith, una de las grandes figuras de la música y la cultura popular.

Para la cantante como para otros artistas, la poesía y la filosofía de Bolaño son determinantes y desde ese cruce han nacido nuevas obras de arte. En entrevista con El País de España en 2010, Smith habló sobre Bolaño y sobre el arte: “Al final la verdad se halla en la obra, la esencia corpórea del artista. No se deteriora. El hombre no puede juzgarla. Porque el arte alude a Dios y, en última instancia, le pertenece”.

José Kuri, codirector de Kurimanzutto y también curador, cuenta que Patti Smith es una gran admiradora de Bolaño, de toda su obra, en especial de la poética. “Hizo un peregrinaje a las afueras de Barcelona para buscar a la familia de Bolaño, a Lautaro su hijo, a la viuda, y conocer cómo era su vida en México, todo lo hizo con una fascinación y un seguimiento increíble. Fue a su casa, tomó fotografías y capturó ese retrato en ausencia. Es la imagen de Bolaño, pero en su ausencia; es un acto poético”.

Kuri encuentra que la obra de Bolaño es muy rica visualmente. “La novela de Bolaño Los detectives salvajes se conecta con las ideas de entropía de Robert Smithson (uno de los fundadores del Land Art), esta inercia de la energía de la que habla Smithson, por ejemplo de el Hotel Palenque que se convierte en ruina en su propia construcción, eso me parece muy interesante en las novelas de Bolaño”.

Al mismo tiempo, el curador encuentra que Los detectives salvajes es la gran novela de la ciudad de México en los últimos 50 años. “No encuentro una novela que describa mejor la dinámica de la ciudad, las claves de su esencia, a pesar de que él estuvo del 68 al 75 en México, es increíble cómo la captura de memoria y cómo es perfectamente actual”.

Que la obra de un escritor abra un diálogo y dé pie a nuevos lenguajes es lo que le pasó el artista Carlos Amorales con uno de los relatos de Bolaño.

En aquella exposición presentó una pieza que tiene el mismo nombre del cuento del chileno, “Vagabundo en Francia y Bélgica”, del libro Putas asesinas; la pieza se llevó recientemente a la muestra Germinal de Amorales en el Museo Tamayo, y ha sido un punto de partida de otras obras.

Amorales recuerda que fue una lectura desde la cual trabajó y aprendió en torno de otros lenguajes. Creador desde hace varios años de un “archivo líquido”, la pieza “Vagabundo…” lleva al espectador a un recorrido que en muchos sentidos es paralelo al del personaje de ese cuento de Roberto Bolaño.

“Fue un texto para entrar en la discusión sobre lenguajes; traduzco el texto que habla de búsqueda artística entre poesía e imagen. Lo que hago es una obra que es como el primer plano, la matriz de otras”.

En la lectura de Estrella distante –justamente así se llamó la exposición- Amorales encontró fuertes revelaciones y se situó ante problemáticas, cosa que a menudo despierta la literatura de Bolaño. “Abrió un panorama para mí, crecí siempre con la idea de que el intelectual viene de la izquierda y él ahí lo pone como alguien de derecha. Eso fue fuerte, me creó una problemática. Esa constante provocación de Bolaño es la que permite reflexionar”.

La relación entre ética y arte, temas como el lenguaje, la nostalgia, la revolución, el romanticismo, la juventud, los ideales, el fracaso, esa idea de hacer las cosas a pesar de la adversidad, de volver a intentarlo, fueron motivos, ideas, guiños en otras de las obras. Sin embargo, muchas de aquellas piezas de 27 artistas no mostraban una relación directa, porque la idea más bien era generar desdoblamientos o expandir la percepción de la obra.

“El carácter, la vitalidad, la energía en cuanto a cómo vivir y pasársela bien en el sentido de hacer, pensar, trabajar” son lo que más le atrajo a Jonathan Hernández de Bolaño.

Para una de las obras que presentó, de su archivo Vulnerabilia, Hernández seleccionó una serie de fotos de la prensa: “Hice un apartado de fotos de muertos cubiertos, en relación al papel de la fotografía como la toma de un momento en un paisaje. No fue un vínculo literal con 2666, sí es un espejo de la realidad, pero al mismo tiempo genera su propia ficción”. Hernández creó además un Nocturno de México, a partir de Nocturno de Chile de Bolaño: “El punto de partida fue la moneda de 20 pesos que apareció hace unos años con la imagen de Octavio Paz, fue un juego entre el valor de la representación y la representación del valor. Bolaño por un lado respetaba el trabajo de Paz, de su poesía, pero atacaba la figura pública”.

Daniel Guzmán, lector de Bolaño desde hace muchos años, a quien ha descrito como un “Julio Cortázar revisitado”, dio vida hace cinco años a un video que se llama El secreto del mal, que viene de un cuento de Bolaño sobre la aparición de zombis mexicanos en Los Ángeles. El cuento sucede en esa ciudad estadounidense y lo relata Bolaño como una especie de pesadilla que soñó. Guzmán retomó la idea: “hay dos personajes, un poeta y un revolucionario, que tienen una discusión acerca de la idea de un cambio social”.

A Daniel Guzmán, Roberto Bolaño le habla de cosas como nostalgia, revolución, romanticismo, ser joven y tener ideales, luchar por los ideales, buscar realizarlos, fracasar pero aun así seguir luchando.

“Roberto Bolaño es un poco como un Julio Cortázar revisitado, la cuestión del ánimo, de la esperanza, de estar haciendo las cosas a pesar de que sientas que está la adversidad encima. Me gusta eso de Bolaño, de intentar cumplir sus propias expectativas, ya no digamos las de una generación sino sus ideales, el amor por la poesía, por la vida, por su hijo”.

Las grandes obras pasan una prueba a partir de lecturas que siguen generando, así lo cree José Kuri. “La literatura de Roberto Bolaño es de una riqueza, de una multiplicidad de lecturas que apenas está comenzando. Fue muy grato abrir esta ventanita y ver todo el potencial que tiene, apenas está comenzando”.

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