sábado, 25 de septiembre de 2010

Vargas Llosa y sus consejos literarios

25/Septiembre/2010
El Universal
Sonia Sierra

En una charla que versó sobre la gestación de sus novelas, lanaturaleza de la ficción y sus relaciones con la realidad, el escritor peruano Mario Vargas Llosa dijo la noche de ayer que “cuando uno escribe novelas no puede contar verdades”: “La ficción ejerce una presión de tal naturaleza sobre lo que uno quiere que sea puro testimonio, que se ve obligado a introducir también en el testimonio la ficción, es decir, a que el testimonio sea infiel, a que prevalezca la fantasía sobre la pura memoria”, explico el escritor.

“Me gusta que mis historias imiten la realidad”, recalcó ante los estudiantes que se dieron cita en la Sala Nezahualcóyotl, en el marco de un diálogo sobre su obra, en el contexto de la entrega del Doctorado Honoris Causa que recibió de la UNAM el pasado jueves.

“Estoy convencido de que las novelas no cuentan verdades, se han hecho para contar mentiras”, expuso el narrador peruano y luego matizó: “un tipo dementiras que son muy sui generis, muy especiales porque sólo a través de esas mentiras se pueden expresar verdades. Creo que la novela sí expresa unas verdades muy profundas sobre la condición humana, pero las expresa a través de ficciones que son versiones muy engañosas y falaces de lo que es la realidad objetiva”.

La vocación del escritor

Vargas Llosa, que esta semana también fue galardonado en México con el Premio Alfonso Reyes, habló de los elementos de la realidad que alimentaron pasajes y personajes de libros como La ciudad y losperros, La casa verde, Conversación en la catedral, Lituma en losAndes y La tía Julia y el escribidor.

Acompañado por el escritor Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM , dijo que lo fundamental para quien se dedique al ejercicio de la literatura es que encuentre en el escribir la mejor recompensa.

“Uno puede escribir con muchas aspiraciones: hacerse famoso, rico, denunciar las injusticias, pero todo eso es accesorio. Lo fundamental es dedicar su vida a ese quehacer, porque gracias a ese quehacer uno encuentra un orden, un sentido a la vida, algo que organiza el caos. Un joven que siente la literatura de esa manera es alguien que tiene vocación; el que se dedica a la literatura por razones subalternas, lo más probable es que fracase como escritor y que, por lo tanto, no alcance nunca esos ideales que lo llevan a hacer literatura”, dijo el también autor de La niña mala. Con esas palabras provocó una ovación del público.

Vargas Llosa, quien publicará en noviembre la novela El sueño del celta, basada en la vida del irlandés Roger Casement, personaje al que el novelista dedicó tres años de investigación, dijo que, detrás de las grandes obras hay disciplina, terquedad, perseverancia, espíritu crítico y autocrítico.

Interrogado sobre qué autores mexicanos le suscitan admiración, recordó a Octavio Paz: “una enorme admiración, creo que es uno de los grandes escritores de nuestro tiempo, como poeta, y sobre todo como ensayista. Un mexicano que se ocupó de su país y que, sin embargo, nunca fue un provinciano, tuvo una curiosidad que trascendía fronteras, continentes y épocas, en la tradición de otro mexicano que admiro muchísimo: Alfonso Reyes”.

Y el narrador cerró su charla hablando de José Emilio Pachecho, quien fue el primer escritor mexicano que conoció.

“Él rompe esa regla que dice que no se puede ser escritor y gran persona”, comentó.

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