sábado, 13 de abril de 2013

LA GENERACIÓN DE LA CRÍTICA INEXISTENTE

13/Abril/2013
Laberinto
Heriberto Yépez

A la nueva narrativa en México, Jaime Mesa la bautizó —aquí en Laberinto"Generación Inexistente".
Una lista reciente de Tryno Maldonado (Emequis, 7-4-13) incluye a Alberto Chimal, Juan José Rodríguez, Yuri Herrera, Guadalupe Nettel, A. Ortuño, Carlos Velazquez, Luis Felipe Lomelí, Julián Herbert, Valeria Luiselli, Emiliano Monge, Rafael Lemus, David Miklos, Bernardo Fernández BEF, Antonio Ramos, Luis Jorge Boone, Brenda Lozano, Daniela Tarazona, Pablo Raphael, A. P. Mallard.
Dicen no buscar Gran Novela (Di No al Boom). ¿Renuncia deliberada o carencia de conocimiento técnico y existencial para hacerla?
Dicen ya no estar bajo la sombra de Paz. Pero siguen su estética (vía modernismo moderado y liberalismo light) y el pacentrismo los cobija.
Con frecuencia las listas de la Gen-Inex son firmadas o principalmente ocupadas por autorías promovidas o salidas de Letras Libres.
¿Generación Inexistente o Generación Letras Libres, SIMI-Lares y CoNexos?
Esa forma crítica los coloca como parte de la “tradición” y por ende como “relevo”.
La Generación Inexistente es una disimulada crisis de poder; su estilo, un monumento de efectos y afectos oficiales.
Nótese su escasez de crítica a autoridades actuales. Su mansedumbre política hoy conviene al sistema. Pero lo aniquilará en veinte años, cuando no tenga plumas entrenadas para sostenerlo. Paz tenía a Krauze; Krauze no tiene a nadie.
Sus críticos literarios frontales (Lemus, Miklos y Beltrán Félix, el mejor de ellos) hacen reseña basada en el gusto, para proteger esa “tradición” y su posición en ella.
Y en la retaguardia reseñista no faltan xenofobia, misoginia y desinformación. En un país de bajísima lectura, la crítica mexicana joven refleja tal incapacidad de analizar. Internacionalmente está reprobada.
Entre la Crítica Inexistente y la academia mexicanista crece la separación. La falta de actualización de estos críticos y el descuido de sus editores facilita que la academia tome control del estudio de la literatura mexicana, provocando que los lectores se queden sin interlocutores especializados, y la discusión de lo literario migre a los espacios académicos, hechos para no dejarlos entrar.
Separación social es la lógica común de la Generación Inexistente, la crítica y la academia.
La idea misma de “Generación” literaria aparece para agrupar autores entre sí —fingiendo la literatura como Libro Hereditario— y aumentar su desconexión con regiones, culturas, ideologías o clases sociales.
La Generación Inexistente es síntoma de que aún se ve al libro como emanación de La Historia de la Literatura. Su nombre es adecuado: son narrativas y críticas que gustan desaparecer de lo social, para reaparecer sólo como fantasmas de la “tradición”.
Para conseguir ruptura con la sociedad, fabricaron esa “tradición”, que es el espíritu del PRI vuelto presidencialismo cultural, Academia VIP y Televisa de las Letras.

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