Laberinto
Heriberto Yépez
En su centenario, lo más vigente de José Revueltas es su posición política: ser una literatura de izquierda. Por ello la crítica literaria mexicana de derecha disimulada repite hasta el cansancio que lo que supuestamente ha envejecido más de Revueltas es su marxismo.
Ese es el alegato del dossier que Letras Libres dedicó a Revueltas en su número pasado. Pero la
revitalización del marxismo en la última década y su auge global muestran lo
anacrónico de esa escuela de crítica literaria pacentrista.
En Marx and Freud in Latin America, de Bruno Bosteels,
publicado por la prestigiosa editorial Verso en 2012 se le dedican dos
capítulos a Revueltas. Bosteels muestra lo vigente de las discusiones marxistas
de Revueltas, y lo considera afín a Walter Benjamin.
El libro de Bosteels no está exento de la idea de los años
noventa del fin del marxismo. Pero, en lo general, el análisis de Bosteels
facilita mostrar que en México la crítica literaria tipo Letras Libres sigue viviendo en 1993.
Al pensar a Revueltas en este siglo, surge de
inmediato la imposibilidad de separar lo literario de lo político. Revueltas
elaboró la que quizá sea la literatura marxista más estéticamente lograda del
continente americano en el siglo XX.
Hoy es fácil que compañeros suyos que antes eran de
izquierda y hoy son de derecha o, mejor dicho, de
la derecha (y por eso ninguno admite
jamás ser derechista), retraten a Revueltas como un “personaje” (o, peor aún,
un “personajazo”), ya que esa táctica sirve para restar importancia a un autor
como Revueltas.
Entonces, ¿cómo leer a Revueltas? La siguiente generación de
lectores tiene la oportunidad de leerlo como la represión gubernamental y luego
la crítica de derecha (“liberal”) ha evitado: leerlo desde el nudo intenso
entre la forma literaria y sus ideas políticas.
Para evitar la lectura despolitizante que está tan
instaurada en México, es recomendable que el nuevo lector primero se sumerja en
Ensayo
sobre un proletariado sin cabeza
y Dialéctica
de la conciencia y luego siga con la
narrativa de Revueltas.
Este orden de lectura hará posible no perder de vista la
relación dialéctica —espiral— entre el marxismo y su narrativa. Conocer al
Revueltas total y no solo al que la derecha reduce a una tendenciosa biografía
krauzeana, en la que a cada supuesta exaltación de Revueltas le sigue alguien opinando de lo equivocado de ser un izquierdista como Revueltas.
Ese nuevo lector seguramente escuchará que los ensayos de
Revueltas son pesados o ilegibles; opiniones que, irremediablemente, provienen
de críticos que no pueden entenderlos por su falta de lecturas teóricas,
aquellas que precisamente Revueltas reelabora.
Contra la tendencia de verlo como una “leyenda” o un anecdotario melodramático, Revueltas espera que se retome su lectura
política.
Los años noventa han terminado. Marx ha vuelto. Revueltas nunca se ha ido.
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