Laberinto
Heriberto Yépez
Ignacio Sánchez Prado afirma que
Krauze y EZLN, el 132 y Aguilar Camín, AMLO y Salinas, son emanaciones de una “matriz
liberal”. Según él, la cultura política mexicana (y sus intelectuales) es presa
del liberalismo.
Esa “matriz
liberal” dicta que incluso oposición y grupos rebeldes idolatren al “Estado de
derecho”. De acuerdo a su tesis, el llamado al orden liberal se traduce, por
ejemplo, en que cada vez que el panorama es negro alguien cite la Constitución.
“Si hemos de discutir la promesa, o la imposibilidad, de una política
radical en México, creo que aquí se encuentra el obstáculo fundamental: el
impasse de un Estado de derecho absoluto que domestica cualquier pensamiento
político desde su persistente e infinita reivindicación”.
Sánchez Prado es autor de Naciones Intelectuales: Las fundaciones de la modernidad literaria mexicana
(1917-1959); editor de varios volúmenes y profesor de Washington
University St. Louis.
Sus texto sobre
la matriz liberal, y muchos otros, pueden consultarse en www.ignaciosanchezprado.blogspot.com
Sánchez Prado es uno de los analistas más
interesantes de este momento. Sus intervenciones son clave.
Gusta de la polémica, y la ejerce dentro de las
convenciones de la prosa académica, lo cual fortalece su seriedad analítica, y
a veces domestica e institucionaliza su pensamiento.
En la expresión “matriz” liberal se asoma un error
epistemológico: la hipóstasis.
Al hacer emanar
de una constitución ideológica mexicana toda expresión cultural que analiza
para su tesis, Sánchez Prado repite la lógica que critica. Decreta que
revolucionarios e institucionales son uno. Para Sánchez Prado la jaula de la melancolía liberal no ha
tenido afuera.
Además, su modelo es centrípeto y deja fuera
circunstancias materiales. Compara textos, sin sus contextos. ¿De verdad es
idéntico signo una indígena pidiendo se cumpla la Constitución y el
enaltecimiento del Estado de derecho desde Los Pinos?
Al señalar que los opositores usen los mismos signos
de sus opresores también liberales, ¿Sánchez Prado lamenta la falta de política
radical o prepara una sutil apología de su imposibilidad?
La ambigüedad de su postura política lo pone a la
derecha de la discusión.
Su postura arriesga ser un diagnóstico fatalista de
que por más que los mexicanos lo intentan, al final del día, terminan volviendo
al redil liberal, al PRI Bueno.
Sánchez Prado se ríe de los “liberales”, como un
Zizek que, sin embargo, descree de Marx. Critica el liberalismo del PRI con la
ideología del PRI: todo cabe aquí.
Al hacerlo sin política radical, elegir como blanco
preferido la izquierda y opositores del gobierno y al ser marcadamente más
benévolo con los intelectuales más cercanos al gobierno, la crítica de Sánchez
Prado contra los “liberales” se mantiene dentro de la ironía neoconservadora.
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