sábado, 12 de diciembre de 2009

Vargas Llosa vs Vargas Llosa

2009-12-12
Suplemento Laberinto
Heriberto Yépez

En la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Vargas Llosa anunció que México ya es una democracia. ¿Por qué los intelectuales al final de su vida deliran?

Lo raro es que el único intelectual que definió filosóficamente al PRI fue él, durante el encuentro organizado por Vuelta y transmitido por Televisa en 1990.

“México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México”.

También anotó que ningún otro régimen había logrado sobornar tan bien a los intelectuales. Y Paz se incomodó en su asiento, mientras Krauze se preparaba para calmar los ánimos y arreglar las frases —y convirtiéndose en Monsiváis— dijo que no éramos una dictadura sino una dictablanda.

Quema mucho el sol.

De inmediato, Paz prefirió la Pricisión, perdón, la precisión: el PRI no era una dictadura —dijo convirtiéndose en Cantinflas— sino un “sistema hegemónico de dominación” —y Salinas le puso su estrellita— o sea, muchachitos, una dictadura democrática, el sí y el no, el arco y la lira, revolucionario e institucional, tin marín y do pingüe.

¡Atole dialéctico pa’todos!

Una generación entera agradecimos a Vargas Llosa sus palabras. Todos lo sabíamos pero nadie lo decía y menos en TV.

Su amigo peruano —¿sin querer queriendo?— lo evidenció como un ideólogo. Ese instante, Paz caducó.

Algún futuro biógrafo nos contará la historia completa de ese roce, que seguro tuvo algún antecedente hoy desconocido y una historia posterior cuyo final visible fue que Vargas Llosa apresuró salir del país.

Vargas Llosa, que ya era de derecha, había perdido la presidencia en Perú, publicaría novelas cada vez más inanes —a todos el Boom le ocurrió— y hace unos meses —en señal inequívoca de pérdida de lucidez— quiso controversia alegando en El País que Corín Tellado “fue probablemente el fenómeno sociocultural más notable que haya experimentado la lengua española desde el Siglo de Oro” y, efectivamente, mi tía se escandalizó de tan provocadora afirmación, digna de cualquier novela de Corín.

De Vargas Llosa hay que leer sus primeras obras y luego fingir que un homónimo se apoderó de él.

El remate llegó este final de 2009. Para cerrar con broche de oro el máximo Book Show en Latinoamérica, Vargas Llosa, que fuera del territorio ironiza nuestro “masoquismo colectivo”, apenas pisa México espera que el PRI retome la presidencia en el 2012 “renovado” y “convertido en un partido democrático”.

Vargas Llosa se piró.

De joven juró nunca participar del realismo mágico pero ya mayor, al parecer, decidió probar los cuentos de hadas.

Estas charlas de chochez no necesariamente invalidan lo dicho hace dos décadas. ¡Al contrario! La chifladura demuestra que la dictadura mexicana fue tan perfecta que incluso Vargas Llosa ya cayó.

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