miércoles, 27 de mayo de 2015

La palabra o el arca de la memoria de Rosario Castellanos

27/Mayo/2015
La Jornada
Javier Aranda Luna


En la historia de México, nos dice Rosario Castellanos, hay tres figuras en las que encarnan diversas posibilidades de la feminidad. Cada una de ellas representa, según la poeta, un símbolo y ejerce una vasta y profunda influencia en sectores muy amplios del país.

Estas figuras son:

1) La Virgen de Guadalupe: la sustentadora de la vida, la protectora de los peligros que nos acechan, la consoladora, la que nos salva.

2) La Malinche, que representa algo así como lo opuesto a la anterior: la sexualidad en su forma más irracional, más irreductible a las leyes morales, más indiferente a los valores de la cultura. Es la que ejerce su fascinación de hembra, de seductora de hombres. La traidora para unos y para otros la que funda una nación, y

3) Sor Juana, la prisionera de un amor imposible que se refugia en un convento donde escribe sonetos memorables. La inteligencia como llama viva.

En una entrevista memorable Rosario Castellanos decía que la literatura también era un medio para que el escritor mostrara sus diferencias e inconformidades con su mundo.

Naturalmente una de sus principales inconformidades fue el trato que socialmente se da a la mujer. Aunque decía que no era feminista tenía claro que a lo largo de los siglos, la mujer ha sido, elevada al altar de las deidades y ha inspirado el incienso de los devotos. Cuando no se la encierra en el gineceo, en el harén a compartir con sus semejantes el yugo de la esclavitud; cuando no se la confina en el patio de las impuras; cuando no se la marca con el sello de las prostitutas; cuando no se la doblega con el fardo de la servidumbre; cuando no se la expulsa de la congregación religiosa, del ágora política, del aula universitaria.

No es casual que en su novela Balún Canán la niña protagonista carezca de nombre y también su nana. Esta historia armada con recuerdos de su infancia en Chiapas rescata muy bien ese mundo terrible donde las mujeres son poco más que seres de segunda o mejor, son representantes del sexo vencido.
Pero el maltrato no es exclusivo de las mujeres. Los indios son tratados como bestias por los terratenientes que antes de despacharlos a la labor les descargaba sus buenos fuetazos. No como castigo sino para despabilarlos.

Los indios eran prácticamente los irredimibles en una Chiapas cardenista en la que la educación y el reparto de tierras  sólo llegó a trompicones y después de muchos muertos:

“Ellos son tan rudos que no son capaces de aprender a hablar español. La primera vez que vine a Chajtajal quise enséñale a hablar a la cargadora de la niña. Y ni atrás ni adelante. Nunca pudo pronunciar la f. Y todavía hay quienes digan que son iguales a nosotros”, dice César Argüello, el hacendado de la novela.

 No exagera la investigadora Laurette Godinaz cuando afirma que Balún Canán es una de las mejores novelas mexicanas de todos los tiempos. Una novela atravesada por la poesía donde las imágenes y la sonoridad le dan una estructura que atrapa al lector. Cuatro años después de su primera publicación de 1957, Balún Canán se ha reditado casi una vez por año. Fue la primera novela de Rosario Castellanos y el paso de esta escritora de la poesía a la prosa.

Los políticos, según Rosario Castellanos, deberían leer literatura más que historia, porque la literatura les ofrece un testimonio más vivo, mucho más completo en este continente que agoniza donde bien podemos plantar una esperanza. En estos tiempos de frivolidad política convendría escuchar a esta poeta que no ha bajado el tono de su voz.

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