sábado, 21 de enero de 2012

Literatura mexicana 2000-2010

21/Enero/2012
Laberinto
Heriberto Yépez

¿Qué pasó en la narrativa mexicana en la década 2000-2010?

Hubo una ruptura: la literatura mexicana se norteó. Daniel Sada fue el gran escritor mexicano de estas dos décadas. Y en la última década se afianzó la literatura del norte que ya se había anunciado: David Toscana, Eduardo Antonio Parra, Luis Humberto Crosthwaite y Elmer Mendoza.

Mario Bellatin se destacó como el autor más innovador, vía sus constantes nouvelles post-modernas. Otro autor clave fue Guillermo Fadanelli.

La ruptura que el Crack prometió en los noventa, tampoco ocurrió en esta década. Más bien, esa dirección retornó a la tradición. Pero si su intención crítica más bien fue equívoca, En busca de Klingsor de Jorge Volpi fue un libro muy leído.

La gran novela que se leyó en este periodo en México fue Los detectives salvajes de Bolaño que, a final de cuentas, también es una novela mexicana.

Una aparición propia de esta década fue Cristina Rivera Garza. En un decenio, Rivera Garza se colocó en el centro de la literatura nacional.

Fuera del libro, la blogósfera entre 2002-2008 agitó el dominio de lo impreso, y adelantó ahí una parte importante de las nuevas autorías de esta década.

Otras redes sociales que desplazaron al blog, como twitter y Facebook, debido a su pequeño formato no pudieron mover la escena narrativa a nivel de texto, pero sí a nivel de información circulante, polémicas electrónicas y nuevos protagonistas.

Las revistas literarias de esta década no supieron generar un movimiento de crítica comparable al de la narrativa. Al final de la década, siguen siendo autores como Christopher Domínguez Michael y Evodio Escalante, los críticos más respetados a nivel de sus obras, compilaciones o periodismo cultural.

Letras Libres, nos guste o no, fue la revista literaria mexicana más influyente de estos años. Sin embargo, los nuevos críticos de narrativa se confiaron en la reseña y ahí, a la vez, consolidaron su figura (principalmente, Rafael Lemus) y dejaron la sensación de haber tenido una década perdida entre notas. Probablemente esto cambie.

Otro cambio propio de esta década fue la aparición de narradoras, como una probable dirección de la narrativa mexicana. Guadalupe Nettel fue quizá la autora más mencionada de la nueva generación. Aunque aún es temprano para delinear ese mapa.

Finalmente, fue notoria la aparición de editoriales como Almadía y Sexto Piso, de donde podría venir lo que en 2020 señalemos como los libros clave de esta década.

A principios del 2012, podemos ya declarar cerrada la narrativa mexicana 2000-2010; en suma, la narrativa nacional confirmó el rumbo que había tomado a finales de los noventa. La lista de nombres se convirtió en lista de obras.

Y a la mitad de la década, aparecieron los probables protagonistas de una nueva generación. Veamos qué sucede.

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