Laberinto
¿Por qué los escritores latinoamericanos recientes no se leen entre sí?
Esta fue la base para que la Cámara Chilena del Libro organizara “Diálogo Narrativo Latinoamericano”, en la Feria Internacional del Libro de Santiago 2011.
Participaron Carlos Yushimito, Tryno Maldonado, Andrés Burgos, Alejandro Zambra, entre otros que mencionaré adelante.
Desde la primera mesa se confirmó que el vínculo entre latinoamericanos —la esencia del Boom— no existe hoy. ¿Por qué?
Se habló de la mala distribución, y de que las editoriales trasnacionales, paradójicamente, sólo distribuyen ¡infra-nacionalmente!
Una premisa del encuentro fue buscar que ya no sea España el intermediario oficial entre las literaturas latinoamericanas.
¿Viene una Era Post-Anagrama?
Esta generación niega ser una generación —y eso los caracteriza, según Pablo Raphael—; se aludió a la “Generación Araña” (idea de Rafael Gumucio), alimentada de sí misma.
Hay una ambivalencia ante este arácnido ensimismamiento (o narcisismo, se dijo): se le ironiza y, a la vez, alardea.
Inés Bortagaray decía que ella no se cree que un escritor necesariamente deba ocuparse de lo que pasa en sus países. Y esa idea flotó en otros.
La primera mesa estableció cierto tono al sacar el tema de los agentes literarios, para enfado de los participantes (Oliverio Coehlo, Slavko Zupzic y Álvaro Bisama) pero, al mismo tiempo, pareciera que este es un asunto central y, sobre todo, hay un deseo de que al escritor le interese mucho su agente. ¿Se le quiere rockstar?
El modelo clandestino no es Cortázar sino Vargas Llosa. Pero mucho menos explícito. Volpi, Fuguet y Bellatin son modelos más llamativos para esta generación.
Y hay una especie de consigna (performática) de rechazar a Bolaño, como si su popularidad entre los lectores obligara a que entre los escritores Bolaño sea impopular.
Es una generación individualista. Nadie mencionó identidades colectivas —excepto Pablo Simonetti—; el grupo todavía tiene rasgos de la Generación X. La Cola del Cometa X.
Patricio Pron dijo que mientras una generación anterior había salido a las calles, la generación actual decidió regresar a su apartamento. Irónicamente habló de una literatura hecha en torno al ombligo propio.
Estas posturas son motivo de bandera y mofa. Se dicen y desdicen. La araña se columpia indecisa.
Y aunque lo niegue está mayormente despolitizada. Y eso le agrada. (¿Y a Granta?)
La Generación Araña tiene una virtud: se parece mucho a un gran sector de la sociedad. Su dilema: no poder llegar a todo el público que podría tener.
Fue un gran acierto esta primera ronda de diálogo, que continuará en otras ferias del libro del continente. La polémica apenas inicia.
Estos fueron los detonantes, ombligos y consensos.
Lo que pienso sobre el escritor araña lo diré aquí la próxima semana.
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