Laberinto
Heriberto Yépez
Me opongo a lo que Carlos Velazquez representa. Decidí entrevistarlo.
¿Que respondes a quienes decimos que lo post-norteño que abanderas era lo que quería oír la Ciudad de México re-centralista?
“Cuando escribí La Biblia Vaquera era un don nadie sin conciencia ni concepción de la literatura mexicana. Lo ‘posnorteño’ es un intento por explicarme mi propia cultura. Pero no es creación mía. Posnorteños somos Élmer Mendoza, tú, yo. Si detonó en el centro es porque antes de mí existió una novela llamada Par de reyes [de Ricardo Garibay], el primer producto posnorteño”.
Crecientemente literatos defeños te detestan. ¿A qué se debe?
“Ignoro quiénes son esos literatos. A mí nadie me aborda. Mi editorial está en D.F., tuve una esposa chilanga, el quincenario Frente, que es mi casa, es chilango. La recepción crítica de mi obra se la debo toda al centro. Mi percepción es distinta. Los chilangos me adoran”.
El experimentalismo que está en decadencia en USA, entra por alfombra roja en México. Hace poco defendías la narración convencional. ¿Dónde ves tus técnicas?
“Se cometen muchas atrocidades en nombre del experimentalismo. No defendía la narración convencional sino el narrar convencionalmente. Crear un tejido semántico. Contar una historia. De cualquier modo, ¿quién puede decir qué es una narración convencional? ¿Pedro Páramo? No creo. Soy un posmoderno que proviene de corrientes marginadas y que necesita tender puentes con otras tradiciones”.
Tus libros y periodismo construyen un voraz usuario de coca y un defensor de todo lo políticamente incorrecto. ¿Personaje o autobiografía?
“Si las sustancias forman parte de mi vida es porque soy adicto. Si no me dedicara a las letras de todas formas consumiría drogas. Nunca he entendido la referencia a mi “personaje”. Acudo a nadar 5 días a la semana, cuido a mi hija, produzco. Consumir coca es un privilegio ocasional. Si en este país las drogas fueran legales ese prejuicio estaría en segundo plano. La coca no escribe por mí. Soy incapaz de trabajar drogado. Si las sustancias forman parte de mi obra es porque soy un hedonista y me interesa explorar los placeres en la literatura”.
Eres uno de los principales autores Millenial mexicanos. ¿Cómo ves tu lugar en 5, 15 y 50 años en la literatura mexicana?
“No me detengo a pensar en cómo me voy a percibir a mí mismo en el futuro, lo único que me preocupa es escribir libros a la altura de mis ambiciones, una obra sólida”
¿Cuál será tu siguiente libro?
“Este año saldrá mi primera novela. Su título provisional es El corrido del Santo Madero. Me he preparado toda mi vida para ese libro. Le he entregado los últimos cuatro años. He perdido todo, amistades, parejas, dinero, sueño, me ha mermado la salud. Ha trastornado mi existencia de manera radical. Ha valido la pena”.
Carlos y yo tenemos puntos de vista opuestos. Pero lo estimo. Le deseo suerte con su novela. Seré el primero en leerla.
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