Jornada Semanal
Respondo por lo que digo, libro de entrevistas hechas por Marco Antonio Campos, es uno de los grandes aciertos del programa editorial de la Universidad Autónoma Metropolitana dirigido por Bernardo Ruiz y por Laura González Durán. Marco Antonio es, sin lugar a dudas, uno de los grandes entrevistadores de temas culturales en nuestro país. Prepara con minuciosidad, pleno conocimiento de la obra del entrevistado y sana y alegre malicia sus cuestionarios que buscan, ante todo, crear la atmósfera espiritual del diálogo en el que nacerá e irá creciendo la conversación esclarecedora.
Vale la pena recordar que Marco Antonio Campos es un hombre de letras en el sentido francés del concepto. Ha dedicado su vida a la creación literaria, la cátedra, la investigación y la promoción de la literatura, tanto en el monstruo centralista como en la provincia que junta candideces con envidias, verdadera afición por la literatura con intrigas barrocas y maldades parroquiales. Su labor en la revista Punto de Partida, dirigida por la maestra Eugenia Revueltas, abrió las puertas de la publicación a numerosos escritores jóvenes. Ha sido, además, organizador de festivales (lo he visto recorrer los pasillos laberínticos de los organismos culturales del Estado y de las universidades, buscando apoyos que le regatean o retardan los prepotentes burócratas) y de congresos de poesía en Morelia, Oaxaca, Aguascalientes, San Luis Potosí... Otra de las facetas de su trabajo de promoción son las conferencias que dicta en muchas ciudades del país y del extranjero (tiene un amor inocultable por Colombia y se siente en su casa en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en donde convive con la memoria de García Lorca, Alberti, Moreno Villa, Buñuel, Dalí y otros muchos “grandes de España”. Convive en el dificultoso Madrid (me refiero al feroz medio literario) con el gran poeta Luis García Montero y con los señores editores de poesía que son unos verdaderos califas y que, por otra parte, realizan una labor muy meritoria. En fin... digamos que nuestro amigo Marco Antonio tiene comal y metate con el mundo de las letras (a los únicos que no soporta es a los embaucadores y a los farsantes) y cultiva la hermosa vocación de apoyar a los que se inician en la literatura, siempre y cuando muestren una verdadera vocación y un talento en ciernes.
De su obra literaria me limitaré a mencionar los libros que prefiero y revisito con frecuencia: Viernes en Jerusalén, su poema más poderoso y entrañable; su cuento titulado: La desaparición de Fabricio Montesco, modelo de construcción y de sinceridad; la novela Hemos perdido el reino, que llega a emocionarme hasta las lágrimas; una buena cantidad de ensayos, artículos y columnas, así como su crónica De paso por la tierra en la que brilla una prosa que transcurre como un río de aguas amables que, de vez en cuando, se arremolinan y nos entregan toda la gama de las certezas, las dudas y las contradicciones.
Excelente traductor, tenemos que agradecerle sus versiones de Baudelaire, Rimbaud, Nelligan, Saba, Ungaretti, Drummond de Andrade y Trakl. Se trata de verdaderas recreaciones en las que el traductor oscila en el filo de la navaja y llega a la meta anhelada al comprender que traducir poesía es un paso muy cerca del abismo, pues se trata de conciliar dos lenguas, es decir, para ser más preciso, dos cosmovisiones.
De Respondo por lo que digo quiero destacar la formidable entrevista al friulano Claudio Magris (supongo que los suecos deben darle muy pronto ese premio que la industria editorial convierte en consagratorio). El entrevistador ubica de inmediato el escenario en la Mitteleuropa tan amada y recorrida por el escritor italiano. En las primeras preguntas sobresalen las figuras de dos triestinos eminentes, Saba y Svevo. Ambos fueron estudiados por Magris en sus días turineses. El Danubio recorre las páginas de la bella entrevista (la última vez que vi este río multinacional fue en la frontera entre Bulgaria y Rumania, en la Russe rumana y la Rustschuk búlgara, la ciudad natal de Elías Canetti. Al pasar el puente vi las aguas grises y turbias del antes azul río). El imperio perdido (piense el lector en el maravilloso libro de Chema Pérez Gay) renace en las páginas de los libros de Magris (no sólo en El Danubio), junto con sus grandes voces: Roth, Musil, Schnitzler, Werfel, Kraus, Kokoschka, Mahler, Freud, Einstein y más y más y más. No cabe duda de que la Viena finisecular fue la capital del arte y del pensamiento europeos. Propongo esta entrevista como modelo para los estudiantes de periodismo de las universidades del país. Tiene una cualidad humana mayor: el entrevistador se olvida de su ego y se pone al servicio de la vida y de la obra del entrevistado. Por eso la considero como un ejemplo señero de generosidad y de inteligencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario