Periódico Milenio
El año que terminó fue vital en las letras mexicanas, pues vaya que abundaron los títulos, mas no su buena distribución por cuestiones editoriales o de orgullo, vaya usted a saber. Pocos títulos y muchos a la sombra, pero aquí una muestra en que se reúnen novelas, cuentos, estudios y biografías; diez buenos libros, todos ellos lanzados en 2009, para no dejar fuera un solo renglón de lectura.
10. Dolores, Felipe Montes (Ed. Acero)
Un libro en el que no hay armonías ni lucidez, sino que lo que vale es lo que se dice de Dolores, protagonista y víctima, lo que le da un sitio abismal a los fantasmas que pueblan una ciudad y que se la llevan de encuentro; sin que se trate ésta de una novela de horror, sino de la realidad misma.
9. Temporada de caza para el león negro, Tryno Maldonado (Anagrama)
Esta novela tiene la noción de lo efímero, tanto que de quien se habla, Golo, ya está en la tumba, y se acude a un recuento personal, elocuente, haciendo honor a la brevedad, con las reiteraciones de una estética por el mundo freak del amante y narrador, y su vida por exposiciones de arte.
8. Recordatorio de Federico Gamboa, Álvaro Uribe (Tusquets Editores)
Nunca va a dar pereza leer la vida de un autor que dejó en Santa esa cualidad de mito popular, el cual, no dudaban en Chimalistac, que en realidad existió. Gamboa, a través de Uribe, es una muestra de que un apasionado de las letras encontró su camino, aunque acaso la vida no es eso, una suerte de encontrase ante el autor y sus hazañas, sus vivencias, postales del porfiriato y esas acusaciones de pornógrafo, por ser el padrote que llevó a su personaje desde la novela hasta la primera muestra de cine sonoro en México.
7. Temporada de zopilotes, Paco Ignacio Taibo II (Alfaguara)
Otro libro que se lleva en torrente la Revolución Mexicana contado desde la perspectiva de Taibo II, experto en los temas y que en el Centenario aguarda aún más sorpresas. Con una narrativa elocuente y directa, Taibo II saca algunos demonios de un capítulo vital en la historia de nuestro país.
6. Siete esqueletos decapitados, Antonio Malpica (Océano)
Esta novela tiene los efectos del cine de horror y la buena música. Mientras nuestros jóvenes buscan con voracidad a autores crepusculares y de escuelas de magia de lugares de quién sabe dónde, Malpica hace lo propio con originalidad y un gran sentido del universo para los lectores en crecimiento. Es una muestra de que en la literatura de misterio pocos levantan la mano y afilan la pluma, y este autor lo hace con tinta sangre, una osamenta y la mejor música de Led Zeppelin.
5. Oscuro bosque oscuro, Jorge Volpi (Almadía)
Esta novela a manera de poemas y reiteraciones es un libro en el que se muestra a un autor más cómodo, menos agobiado y con las estrategias de saber contar de nuevo esos temas de la Segunda Guerra Mundial y los fantasmas del nazismo, ahora en un pueblo olvidado en donde quieren reclutar a lugareños que no tienen otra intención que continuar con sus vidas.
4. Poesía eras tú: Un hombre… una mujer… un puerco: una historia de amor, Francisco Hinojosa (Almadía)
Pégame, pero no me dejes, y cuéntame un poema. Esta novela de Hinojosa con los tonos de poemas, corridos y frases armoniosas no se escapa a la concepción del autor de ver con humor la relación de pareja, un humor que conforme se abren las páginas se torna negro, sombrío, agónico, sin perder el ápice de juego verbal, sin dejar si quiera respiro al lector ante tanta cochinada. Tal vez uno de los libros en que Hinojosa deja más en claro la carga anecdótica, y que lo hace un lector buscado por niños, grandes y ahora parejas de divorciados.
3. Los puentes de Königsberg, David Toscana (Alfaguara, 2009)
La ciudad de Monterrey y la de Königsberg son la estrategia en que tiende Toscana los puentes, sin revelar secretos, sólo en tono presencial, además de la desaparición de seis niñas en una urbe que crecía, y con ella buscaba convivir con sus fantasmas. Un actor y su amigo, y un polaco, un niño, la maestra, ilustradora de la Segunda Guerra Mundial, conviven y mitifican las posibilidades de una invasión en la cual tales personajes se vuelven prisioneros, y no alcanzan a llegar a la trinchera, y todo es parte de un carnaval por calles de la ciudad o a metros de la presa La Boca, con las botellas vacías (símil con las desaparecidas), con un lenguaje que seduce por lapsos, y por otros se torna asfixiante, entrecortado, como alistándose para la invasión a Monterrey.
2. Aparta de mí este cáliz, Luis Humberto Crosthwaite (Tusquets Editores)
Los mitos son la neta en Luis Humberto, quien balancea el cometido de que en los límites del país las fronteras se borran y hasta la mera Tijuana llega Jesús. Las atmósferas que recrean una llegada son hilarantes y con un lenguaje bien tratado (sacro, pulcro e impulcro), la cual por lo mismo se torna explosiva con todo y los aspavientos de una sociedad asfixiada, en donde se cumple a la perfección por qué el Evangelio es enseñanza, dicha; sinfonía en que el autor se recrea para no dejar pasar una página sin reiterar que el ser humano nunca obviará sus defectos. Así es la literatura de Crosthwaite, desmitificadora, arrabalera y en los planos del humor, que se extingue hasta alcanzar sus mejores estrategias, que es la simpatía por el demonio y sus lectores.
1. Firmado con un klínex, Élmer Mendoza (Tusquets Editores)
Los disparos al lector son contundentes y las esquirlas fulminantes, en un regodeo con el sexo, drogas, muerte y algo de rock and roll. Mendoza es el autor que nos deja este año un libro extraordinario de cuentos que se van rápido, tanto que para cuando acordamos ya estamos regresando a algunos de ellos, lo que me pasó con “Cuerpo”, ese atento despliegue visceral de una Miss Sinaloa con todo y su atractivo en aras del poder que se acerca vestido de traje Armani casual, esclava de diamantes, botas de piel de avestruz mientras la dama espera, casi a ritmo de narcocorrido, o con el entramado en que conviven más que autores, sus frases, aunque no se pone pero a personajes como Arturo Pérez-Reverte, Eduardo Antonio Parra, Rubem Fonseca, Juan José Rodríguez, Alfonso Orejel, David Toscana, Paco Ignacio Taibo II o Luis Humberto Crosthwaite; hablo de “Fiesta”, lo cual nos hace llevarla en paz hasta abrir “La decisión”, “Postal para Diego Luna” (un homenaje a las tomas de cine), “Gard”, “Ytsé”, “Rompecabezas”, “La secta de Gutenberg”, la trama policiaca que da título al libro hasta esa maravilla llamada “Plop”, donde nos da cuenta de lo fugaz, y que la vida se puede ir en un cuento.
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