lunes, 5 de diciembre de 2011

“El despotricador de la vida mexicana”

5/Diciembre/2011
El Universal
Alida Piñon

El escritor y periodista Guillermo Sheridan, “se ha dedicado a decir cosas horribles de México”. Por ejemplo, en el 2006 escribió una crónica del plantón de Andrés Manuel López Obrador, en la que recogió una declaración del entonces candidato a la presidencia: “Le tengo un profundo amor y admiración al pueblo de México, que es gente muy noble y muy buena, lo mejor que tenemos en México”.

Enseguida, el ensayista sostuvo en su escrito: “No estoy de acuerdo. El mexicano es, por lo general, ignorante, violento, tonto, fanático, corrupto, ladrón, caprichoso, sexista, temperamental, alcohólico, arbitrario, golpea a sus hijos y a las mujeres, idolatra el ruido, tira basura, nunca ha respetado el derecho ajeno, se pasa los altos, compra y vende piratería, zarandea a los peatones, le gusta caminar por el arroyo vehicular más que en las banquetas, desprecia la ley, no sabe aritmética elemental ni tirar penales. Tenerle amor a esto es masoquismo o demagogia”.

A él, al “gran despotricador de México”, al “satírico de la vida de México”, se le rindió ayer el Homenaje Nacional del Premio Periodismo Cultural Fernando Benítez 2011, reconocimiento que cada año otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En la ceremonia de entrega del galardón que lleva el nombre del destacado periodista cultural mexicano, después de recordar la anécdota de la crónica sobre el plantón, Jesús Silva-Herzog Márquez sostuvo: “A este despotricador es a quien le han dado el homenaje, supongo que le entregan este premio no por ser el investigador meticuloso de la literatura mexicana, estudioso de Los Contemporáneos, explorador tenaz de las hemerotecas, sino porque es el crítico de las costumbres, el crítico que escribe sobre su horno de microondas, sobre la gordis en la universidad, las costumbres de los priistas, el lenguaje de los ricachones”.

Al reconocimiento se sumó el crítico Christopher Domínguez Michael, quien además de coincidir en las apreciaciones de Silva-Herzog, añadió que Sheridan, además de un gran estudioso de la literatura mexicana, es el gran satírico de la vida mexicana.

Halagos y méritos

En su oportunidad, Sheridan, quien es colaborador de esta casa editorial, leyó uno de sus textos sobre las incoherencias de la nomenclatura de las calles de la ciudad de México, aseguró que no merecía el premio y agradeció a los organizadores de la FIL la distinción.

“El hecho de que me pongan en esta lista personas a las que casi no conozco -por lo menos a la mayoría de ellas – y que encuentren mérito en mi trabajo es algo que me halaga muchísimo, pero espero que algún día me digan cuáles son esos méritos”, dijo.

Después recordó cómo fue que empezó a trabajar con Fernando Benítez y como escribió textos periodísticos que causaron controversia en los lectores.

“Escribí sobre teatro y la gente que de ese medio me aborreció, luego me fui a vivir al norte y escribí sobre cómo eran las cosas ahí, la gente también me aborreció; luego viví en Francia y el embajador de México presentó una queja formal, cosa que me honra porque era un imbécil; luego escribí sobre mis experiencias en la universidad y hubo gente que me aborreció. Quiero pensar que –aunque pueda sonar jactancioso- esta trayectoria negativa tiene algo que ver con mi libertad”, afirmó.

Otros galardones

Al término de la ceremonia, se realizó entrega el Premio Nacional de Periodismo Cultural. Entre los reconocidos, Luis Guillermo Hernández, colaborador de EL UNIVERSAL, obtuvo una mención honorífica.

Finalmente, unos 100 jóvenes que dijeron pertenecer al Frente Autónomo Universitario, se levantaron de sus asientos para lanzar gritos contra Raúl Padilla, presidente de la FIL, asegurándole que la Universidad no debe privatizarse.

Ante todo esto, Sheridan, el satírico, sonreía jocoso.

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