sábado, 1 de enero de 2011

Mis 15 libros/ y II

1/Enero/2011
Laberinto
Ariel González Jiménez

Prosigo en esta entrega con la enumeración de los quince títulos de 2010 que a mi juicio vale la pena incorporar a nuestra biblioteca. Quedan, como es obvio, muchos textos fuera de este listado; libros que son sin duda interesantísimos o muy relevantes, pero la restricción aritmética a la que me vi sometido (quince, sólo quince) no deja margen alguno para hablar de ellos. Por tanto, me concentré en un conjunto más bien variado que funcionara a manera de pequeña representación del universo editorial que se nos presentó a lo largo del año.

No muy a la vista (publicitariamente hablando), la compilación Sol Jaguar. Antología de cuentos sobre México (Fondo de Cultura Económica, 2010), de Alberto Manguel, es una excelente muestra de la inspiración e imágenes que ha suscitado nuestro país en la mirada de escritores extranjeros como Margaret Atwood, Jorge Luis Borges, Italo Calvino o Ray Bradbury, entre otros.

Uno de los libros que mejor exponen el talento crítico de Christopher Domínguez es El XIX en el XXI (Sexto Piso, 2010), un recorrido vertiginoso a la vez que profundo por algunas de las grandes luminarias de la literatura universal. Los acercamientos a este conjunto de autores imprescindibles poseen el encanto de la estampa y la solidez del ensayo exhaustivo; la atractiva agilidad del artículo combinada con la enjundia del estudio académico.

La obra del año con la que claramente se pueden correr muchas emociones, ya sea trotando o velozmente, puesto que va (y así lo escribí para este mismo espacio en su momento) como toda gran historia, al centro de la vida, es Correr, de Jean Echenoz (Anagrama, 2010). No merece ser leído como una simple biografía del incomparable atleta checo que alcanzó lo que nadie más ha conseguido: ganar tres medallas de oro en pruebas como los 5 mil metros, los 10 mil y el maratón. «Emil empezó a correr por obligación —dice Echenoz— cuando los nazis invadieron Checoslovaquia y continuó corriendo bajo otro régimen autoritario». Así pues, Zátopek corrió contra muchas adversidades y restricciones que a cualquier otro habrían derrotado. Las lecciones de una historia de este nivel —el autor nos lo hace saber— no pueden ser menores.

Que uno de los filósofos alemanes más reconocidos y penetrantes de la actualidad decida —por una vez— bajar a un cierto nivel introductorio, ocupándose a vuelo de pájaro de una galería de filósofos fundamentales, es algo que debemos saludar. No en balde un importante medio alemán definió en su oportunidad a Temperamentos filosóficos. De Platón a Foucault, de Peter Sloterdijk (Siruela, 2010), como el libro de filosofía del año. Y aunque en México se lo conozca y lea poco (dada la natural complejidad de buena parte de su trabajo filosófico), es un hecho que este texto se presenta como la pieza más accesible de Sloterdijk, una que no hay que dejar pasar.

Nombrar a Salvador Elizondo es nombrar también el territorio de la literatura mexicana de excelencia. Quien lo quiera confirmar no tiene más que dedicar unas horas a El mar de iguanas (Atalanta, 2010) donde se reúnen algunas de las obras y experiencias creativas más audaces del escritor, incluyendo su “Noctuario”, esa exquisito observatorio de prosa nocturna en el que Elizondo exploraba el diario acontecer.

Dado que frente al Bicentenario de la Independencia, el centenario de la Revolución Mexicana se quedó chico, la publicación de las Obras completas de Martín Luis Guzmán (FCE, INEHRM, México, 2010) supone todo un acontecimiento editorial. La obra de este escritor condensa, por la participación directa de Guzmán en los acontecimientos que relata y la desenvoltura de su pluma, a toda una generación que vivió y pensó el movimiento armado.

Pareciera una pequeña trampa que un escritor del que siempre estamos esperando algo nuevo vuelva a las librerías con una compilación de sus discursos, pero tratándose de un Premio Nobel, la cosa adquiere otro sentido, acaso más en el campo del homenaje editorial. De ahí que Yo no vengo a decir un discurso, de Gabriel García Márquez (Random House, 2010), se convierta por derecho propio en una de las referencias que hay que tener presentes del Nobel colombiano, toda vez que en cada una de estas memorables piezas discursivas nos encontramos de lleno con su oficio de escritor.

Como se nos olvida que no sólo el año terminó anoche, sino que también se fue la década, vale mucho la pena revisar este periodo desde la mirada de los fotógrafos que han captado a lo largo y ancho del mundo las 500 imágenes más impactantes, bellas y terribles. Década (Phaidon, 2010) viene a ser la obra que hace posible dicha revisión. Imperdible. Feliz año nuevo. Feliz década nueva.

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