martes, 4 de enero de 2011

El mejor poemario de la década es “Erdera”

4/Enero/2011
El Universal
Yanet Aguilar Sosa

En la primera década del siglo XXI la producción poética fue generosa. Nueve poetas y editores consultados por EL UNIVERSAL reflexionaron sobre la poesía escrita en los pasados diez años, y buena parte de ellos, al hacer una lista de los 10 poemarios fundamentales de ese periodo que pasarán a la historia, destacaron la calidad, originalidad y modernidad de la poesía mexicana.

Víctor Manuel Mendiola, David Huerta, José María Espinasa, Rocío Cerón, Silvia Eugenia Castillero, Omegar Martínez, José Luis Cruz, José Vicente Anaya y Ana Franco Ortuño delinearon la poesía de los últimos años y los autores fundamentales; destacan varias generaciones, técnicas, estéticas y propuestas.

En ese repaso, cinco de los nueve poetas y editores consultados coincidieron en que Erdera, el libro que reúne toda la poesía publicada por el poeta español nacionalizado mexicano, Gerardo Deniz, es una de las obras fundamentales de la poesía mexicana actual y que su autor es un “orfebre de objetos que conmueven al lector con su hermetismo y culteranismo, y un fino humor que cala hasta los huesos”, como lo definió Silvia Eugenia Castillero, poeta y editora de la revista literaria Luvina.

El libro que publicó el Fondo de Cultura Económica (FCE) en 2005 para celebrar el 75 aniversario del escritor, cuyo nombre real es Juan Almela Castell, se publicó tres años antes de que Deniz se viera envuelto en la polémica. El jurado, pese a la nutrida convocatoria, declaró desierto el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2008 y se lo otorgó a Gerardo Deniz por el conjunto de su obra, igual que ocurriera en 1979 cuando lo concedió a Elías Nandino.

Aunque Erdera recibió cinco menciones, la poeta Elsa Cross fue la más citada por los nueve editores y poetas; tres de ellos reconocieron su poemario Nadir y otros tres citaron Cuaderno de Amorgós, Los sueños. Elegías y Bomarzo como otros títulos fundamentales.

En las listas destaca también Muerte en la rúa Augusta, de Tedi López Mills; Santo y seña, de Pura López Colomé; Sartori, de León Plascencia Ñol; Si ríe el emperador, de Coral Bracho; Reducido a polvo, de Luis Vicente de Aguinaga y Algaida, de Eduardo Lizalde; así como la edición que Antonio Alatorre hizo de la Lírica de Sor Juana.

El arte de lenguaje en el siglo XXI

Entre las expertos resalta el optimismo que destaca la buena situación de la poesía mexicana de los últimos años; otros miran a la poética actual como producto de un lenguaje repetitivo y estancado en los primeros años del siglo XX.

Para Víctor Manuel Mendiola, poeta y editor de El Tucán de Virginia -longeva editorial de poesía-, la creación poética no ha perdido su compromiso con el lenguaje ni con la realidad profunda de las cosas, que está más allá del espectáculo y la pornografía, con su falso erotismo y sus dramas rebuscados y huecos.

“La poesía actual ha sabido apartarse de la operación retórica de los lingüistas, estructuralistas y ‘neobarrocos’, y ha producido una complejidad verbal mucho más interesante que lucha con el lenguaje, pero que también crea significaciones y, a veces, reinventa la realidad. Gracias a ello los poetas están creando una nueva poesía y, aún más, una nueva literatura. En los próximos años, creo que nos daremos cuenta que se ha escrito magnífica poesía en México a finales y principios del siglo XX”, dice.

José Vicente Anaya, quien publicaba la revista Alforja, dice que la poesía del país está en franca decadencia. “La mayoría de los libros que se publican se parecen, sobre todo en el abuso de un lenguaje abstracto que nada comunican, nada significan y nadie entiende; escrituras que en el status quo suelen pontificar con la palabra de moda de el ‘canon’”.

Las claves que los poetas destacaron son: que el poema se volvió un espacio transfronterizo: “Migración y movimiento son la clave de nuestra generación. Los poemas en esta década se alimentaron de varios mundos, ciudades, tonos y tesituras”, dijo Rocío Cerón.

También que se trata de una poesía “sitiada por los ejes de vanguardia y tradición, de lo popular y lo culto, de lo experimental y conservador, de la experiencia y lo libresco”, como afirma Silvia Eugenia Castillero.

Para Omegar Martínez, editor de narrativa y poesía del FCE, hay “dos tendencias que despuntan en opuestos y en similares: una hacia la poesía narrativa y la otra hacia la poesía breve y de inclinación estética”.

José María Espinasa destaca la alta calidad de la poesía y una gran carencia de lectores, pero también reconoce que en los últimos años hay una prevalencia de las obras reunidas por sobre las antologías generacionales; al tiempo que hay más protagonismo de la mujer.

“Es lógico que una poesía que está en proceso de revisión no tenga en este lapso libros que marquen por sí solos un nuevo tono, no hay títulos que calen como ocurrió en las dos décadas anteriores. Más bien hay el desarrollo constante de obras de notable coherencia”, dice.

Para David Huerta, poeta colaborador de EL UNIVERSAL, “los mexicanos somos adictos al juego de palabras que en lingüística y retórica tienen nombres rimbombantes y que suelen alimentar porciones grandes de la creación poética. Hay una especie de manía con las palabras; por su lado bueno y luminoso, esto se conecta en forma directa con las vocaciones poéticas”.

José Luis Cruz, editor de Práctica Mortal de Conaculta, dice que los primeros años del siglo XXI fueron básicos para la poesía. “Hay un conflicto y una transición de la interioridad a la forzada exterioridad existencial del ser... Una discreta migración del exorcismo personal al de todo lo ajeno en muchos poetas, sobre todo en los más jóvenes”.

Claves para entender la poesía

Mendiola dice que en la poesía actual domina un alto rigor de elaboración y originalidad indiscutible en los puntos de vista y en la indagación de la realidad y del mundo imaginario; mientras que Cerón afirma que el ejercicio poético de esta década no se asustó de los sonidos extraños ni de la gente (poética) ajena. “Se dejó arrastrar por el dulce éxtasis de lo incomprensible. Lo opaco se lo envuelven a su manera; han engendrado versos de bellísima atrocidad”.

Ana Franco Ortuño, coordinadora editorial del Periódico de poesía, dice que la producción poética de la última década en México se caracteriza por su proliferación, no como rasgo estético sino como exceso de productividad, multiplicada en 25 años.

Entre esa proliferación de poesía, destaca la escrita por mujeres. Martínez incluso hizo su lista sólo con poemarios escritos por mujeres, entre ellas Tedi López Mills, Dolores Castro, Pura López Colomé, Malva Flores y Elsa Cross; y Huerta recuerda que en un país tan machista la principal figura literaria es la de una mujer “la monja jerónima llamada Sor Juana Inés de la Cruz”.

Y es que la poética femenina es de tal calidad, que entre los poemarios y poetas más mencionados por los editores consultados, la mitad son escritas por mujeres. Además, otra clave de estos 10 años está en el ingreso de la poesía a las nuevas tecnologías. Martínez dice que técnicamente toda la poseía está enfrentada al libro electrónico.

Anaya dice que ahora “ante la decadencia se abren caminos que se insinúan en los poemarios que no siguen el criterio del supuesto ‘canon’”.

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