sábado, 13 de noviembre de 2010

Walter Benjamin estaba indeciso

13/Noviembre/2010
Laberinto
Heriberto Yépez

El arte en la era de la reproducción mecánica” (1936) de Walter Benjamin es el texto de teoría del arte más importante del siglo XX.

El ensayo es un fragmentario que aborda la noción de aura que Benjamin define como la aparición irrepetible de una lejanía que no puede derogarse por más cercanía que se procure.

Benjamin asegura que el arte nace mágico-religioso.

No da evidencia. Es una premisa inspirada tanto en la temprana antropología como en el romanticismo. (Y es avatar del amor platónico, cortesano y de lo sublime-kanteano). Hay que cuestionar si realmente el arte tuvo este origen. O si eso es mito.

El ensayo alega que con la reproductibilidad —imprenta, fotografía o cine— el arte pierde su función ritual; deja de ser objeto de culto.

La música que antes se tocaba en una sala de concierto se escucha en un disco; Van Gogh pasa a ser postal.

La tesis de Benjamin parece simple: anunciar el fin del aura. Pero esta idea tan certera (y profética) ha sido leída de modo polar.

Incluso el anti-espectáculo de Debord, la teoría del simulacro o la seducción de Baudrillard y el asco de Virilio contra el arte moderno y contemporáneo son retro-auras.

Los tres desean regresar el aura al arte. Volverle zona inaccesible, distante, misteriosa, numinosa, heroica o única.

Esta lectura no está aislada. Si uno da a leer el ensayo a estudiantes universitarios y hace una encuesta de cuál es la posición de Benjamin, una buena parte —si no la mayoría— responde que es una crítica al fin del aura y que Benjamin denuncia la época de la reproducción técnica del arte.

Sin embargo, el ensayo sostiene que sólo mediante el fin de las funciones mágico-religiosas del arte —de donde proviene su aura— puede el arte politizarse, lo cual es lo que Benjamin pide del arte, pues el fascismo utiliza el arte para estetizar la política; mientras que lo que Benjamin pretende es que el arte se politice: abandone su aura, es decir, su germén místico-fascista.

¿Entonces en que se basa la tradición filosófica que usa a Benjamin como petición de retorno a lo aurático? ¿En qué se basa la común interpretación de este texto como una lamentación del fin del aura?

La respuesta es que si bien Benjamin celebra dicho fin, asimismo, al criticar las maneras en que ha muerto —culpa del close up— abre su ambivalencia.

Benjamin a la vez celebra y llora la muerte del aura.

Esta ambivalencia ¿disimulada? de Benjamin es una de las causas de que su texto sea utilizado, abierta o implícitamente, tanto por los enemigos del arte contemporáneo como por sus amigos.

Benjamin quería politizar al arte pero sentía nostalgia del aura.

Nuestro marxista místico favorito estaba indeciso. Esta indecisión de Benjamin facilitó que nuestra época construya un paulatino consenso a favor del Re-Aura.

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