Confabulario
Jaime Perales Contreras
En 1952, Jean-Clarence Lambert, poeta y traductor, le pidió a Octavio Paz algunos datos biográficos para publicarlos en la edición francesa de El laberinto de la soledad. Paz con desdén aseguró que su biografía era bastante estúpida; como la mayoría de los hombres, era imposible de ser contada. La poesía, por otra parte, la obra, servía para expresar esa parte maravillosa. Su verdadera biografía eran sus poemas. El resto lo describió de manera existencial como la no vida. De esa forma expresó a Lambert que era un hombre privado. Para Paz, no se necesitaban saber los datos de su vida para apreciar su obra personal. Octavio Paz, quizá por esa razón, a diferencia de otros escritores, no tuvo interés en escribir un extenso y detallado libro de memorias. Sin embargo, después de la muerte de Paz, y sobre todo durante el centenario en el 2014, se empezaron a publicar algunas aproximaciones biográficas, memorias y epistolarios sobre el que fue el único premio Nobel de literatura que ha tenido México.
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El crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal, quien había despuntado como brillante estudioso de la vida y obra de Jorge Luis Borges, fue la primera persona que declaró públicamente que deseaba escribir una biografía de Octavio Paz. Eso ocurrió en México en 1984 durante el septuagésimo aniversario de Paz en donde el gobierno mexicano le organizó al poeta mexicano el homenaje del siglo como lo calificó El País.
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Rodríguez Monegal consideraba que realizar la biografía de Paz era una tarea titánica, porque para él la vida de Paz era mucho más compleja que la del autor de El Aleph, no sólo porque Monegal era una persona muy cercana al gran escritor argentino —lo había conocido desde los 16 años— sino que las facetas intelectuales y literarias de Paz habían tenido varios cambios a lo largo del tiempo. Monegal años atrás había realizado un agudo ensayo comparativo entre Paz y Borges y al parecer el gran contraste de ambos autores le había causado gran interés.
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Luis Mario Schneider, el scholar argentino, de manera más secreta, tenía las mismas intenciones que su colega sudamericano de reconstruir el pasado de Octavio Paz. Sobre todo se percibía esa actitud en una documentada y poco conocida introducción biográfica a una antología del poeta titulada: México en la obra de Octavio Paz. Schneider había incluido en esa antología varias fuentes desconocidas por el público en general. Destacaba un interesante ensayo de Octavio Paz publicado en la revista Sur de Victoria Ocampo sobre la novela de José Revueltas, El luto humano, en el que trazaba su solidaridad intelectual y sus diferencias con uno de los escritores marxistas más brillantes de su generación.
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Desafortunadamente, tanto Emir Rodríguez Monegal como Luis Mario Schneider no les alcanzó vida para desarrollar su proyecto biográfico. Rodríguez Monegal murió en 1985 y Luis Mario Schneider en 1999.
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En 1988, apareció Primeras letras (1931-1943), el cual integraba varios ensayos y artículos que Paz había escrito en su juventud. Sobre todo el libro nos da una interesante radiografía de varios escritos que serían los borradores de El laberinto de la soledad. El autor de la compilación era Enrico Mario Santí, un alumno de Rodríguez Monegal de la universidad de Yale. El actual profesor de literatura de la Universidad de Kentuckydecidió continuar el proyecto de Monegal y declaró ante la prensa que escribiría una biografía intelectual de Octavio Paz.
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A lo largo de los años Santí presentó nutridas ediciones críticas de varios libros y poemas capitales de Paz. Sin embargo, hasta la fecha, la feliz intención de Santí ha sido un continuo y entusiasta work in progress. El proyecto todavía no se ha cristalizado hasta la fecha en libro.
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En 1992, la gran novelista Elena Garro publicó sus Memorias de España, la cual narra las historias y sinsabores que pasó con su esposo Octavio Paz en el famoso II Encuentro de Escritores Antifascistas, celebrado en Valencia en 1937, en donde se reunieron grandes personalidades intelectuales para discutir las violaciones de los derechos humanos que se le habían infligido a diversos artistas y en donde destacó elaffaire André Gide y sus denuncias contra el gobierno de Stalin.
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En 1993 Fernando Vizcaíno publicó una monografía bien intencionada titulada Biografía política de Octavio Paz o la razón ardiente, en el que integra una serie de interesantes aproximaciones al poeta utilizando fuentes hemerográficas.
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También tres años después del ensayo de Vizcaíno, se publicó el libro de Xavier Rodríguez Ledesma: El pensamiento político de Octavio Paz: Las trampas de la ideología, en el que realiza un bosquejo político del poeta utilizando los libros de Paz e información periodística.
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En 1998, el año en que murió Octavio Paz, se dio a conocer el libro autobiográfico de la novelista Elena Poniatowska, Las palabras del árbol, en el que con gran aliento narrativo describió la vida del escritor mexicano y su particular afición por los árboles en su poesía. También en el mismo año, el académico inglés Anthony Stanton publicó la correspondencia inédita entre Alfonso Reyes y Octavio Paz en donde se presentan diversos e iluminadores datos históricos sobre estos dos grandes escritores y de cómo Reyes apoyó editorialmente a Octavio Paz para difundir algunos de sus libros más importantes.
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Un año después de la muerte de Paz, el escritor Pere Gimferrer dio a conocer Memorias y palabras (1966-1997) el copioso intercambio epistolar que tuvo durante años con Octavio Paz en el que nos reveló las opiniones del poeta sobre diversos temas, entre ellos, las diferencias que tuvo con el gran escritor mexicano Carlos Fuentes.
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A su vez, Fuentes publicó su artículo titulado Mi amigo Octavio Paz, en el que encontramos la versión del autor de La región más transparente, sobre sus simpatías y diferencias con el poeta. Antes de que hubiera la conocida ruptura entre ambos escritores se puede observar que no hubo libro de Fuentes que no citara de manera entusiasta un ensayo o poema de Octavio Paz. Carlos Fuentes fue probablemente el mejor interlocutor mexicano que tuvo Paz en vida.
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El embajador Andrés Ordóñez en su libro Devoradores de ciudades, publicado en el 2002 le dedicó un apartado penetrante a Octavio Paz como empleado diplomático utilizando los expedientes depositados de Relaciones Exteriores. También en el mismo año, Harold Bloom publicó su mosaico de cien mentes creativas titulada Genius, en el cual compara en su ensayo biográfico a ¡Octavio Paz con Dante!
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En el 2003, la hija única de Octavio Paz, Helena Paz Garro publicó sus polémicas Memorias, en el que nos cuenta la relación de Octavio Paz con ella y con su madre Elena Garro. Se recuerda, al leer el libro de Paz Garro, la línea del escritor Valle- Inclán, en el que nos ilustra que las memorias no son como realmente ocurrieron, sino como se recuerdan.
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En el 2004, Guillermo Sheridan, publicó su libro llamado Poeta con paisaje, un análisis enterado y bien escrito sobre la vida de Paz hasta la década de 1940. Desde que publicó ese libro, Sheridan continúa integrando nueva información en ensayos y libros adicionales que complementan la continua biografía sobre Octavio Paz.
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Al poco tiempo, en el 2005, apareció Cartas cruzadas, la correspondencia del editor de Siglo XXI Arnaldo Orfila y Octavio Paz, en el que se presentan, tras bambalinas, varios datos importantes de Paz en la década de los años sesenta hasta su renuncia como Embajador de la India debido a la masacre de 1968 y de su muy temprana decisión de fundar las revistas Plural y Vuelta en las que fungió como director.
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En el 2007, el británico John King publicó Plural en la cultura literaria y en la política latinoamericana, mientras que yo publicaba en el mismo año mi tesis doctoral sobre la revista Vuelta, titulada. Octavio Paz y el círculo de la revista Vuelta, que tomó como referencia mi tesis de licenciatura de 1990 que tuvo el nombre deVuelta: Origen y desarrollo de una revista intelectual (1976-1986). Sobre estos temas acerca de la vida de Paz como editor, la escritora Malva Flores, en el año 2011, dio a conocer su libro Viaje de Vuelta: estampas de una revista.
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En el 2008, el periodista Froylán Enciso publicó su libro Andar Fronteras: El servicio diplomático de Octavio Paz en Francia (1946-1951), en el que dio a conocer varias cartas inéditas y reportes de Paz durante su estancia en Francia depositadas en el archivo de Relaciones Exteriores. En ellas destaca el interés de Paz por difundir en el festival de Cannes la película de Luis Buñuel: Los olvidados. También en el mismo año se dio a conocer la correspondencia entre Octavio Paz y el poeta y traductor Jean-Clarence Lambert titulada Jardines Errantes (1952-1992) y las Cartas a Tomás Segovia (1957-1985) del célebre poeta español.
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En el 2011, el historiador Enrique Krauze publicó su famoso proyecto de largo aliento llamado Redentores, en el que incluyó a varias personalidades intelectuales capitales y su contribución al desarrollo de la cultura y política de América Latina. En ese libro dio a conocer El poeta y la revolución, una pulida y breve biografía sobre Octavio Paz que fue reimpresa en el 2014 como libro autónomo.
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Yo mismo publiqué en el 2013 mi libro biográfico Octavio Paz y su círculo intelectual en el que mi intención fue mostrar la mayor cantidad de datos de la vida y obra del poeta que no hubieran aparecido en los libros que me habían precedido utilizando diversas fuentes primarias que fui seleccionando a lo largo de varios años. También me pregunté en mi libro que la biografía de Octavio Paz debía de incluir a muchas de las grandes personalidades que Paz conoció a lo largo de su vida que fueron esenciales en la fundación de las revistasPlural y Vuelta. Además, incluí las opiniones epistolares de Josefina Lozano, madre de Octavio Paz. Independientemente del intelectual engagé que fue Paz, las cartas muestran el gran afecto y preocupación de una madre por su hijo. La correspondencia incluye varios y simpáticos errores ortográficos y neologismos, uno de los más interesantes fue el de reúba, que hasta la fecha desconozco su significado. Sheridan recuerda, en alguno de sus artículos, el verso de Paz cifrado en el poema biográfico titulado Pasado en claro, sobre la escritura de su madre: carta de amor con faltas de lenguaje. También en el 2013 Alberto Ruy Sánchez reeditó su breve libro Una introducción a Octavio Paz y el historiador francés Jacques Lafaye Octavio Paz en la deriva de la modernidad.
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En el 2014 se celebró el centenario oficial de Octavio Paz, en el que, como era de esperar, aparecieron diversos libros y ensayos sobre el poeta. Algunos excelentes, otros, como también era de esperar, rayaron más en el oportunismo que en la curiosidad intelectual. Todo el mundo quería aparecer en la foto con Paz en ese año.
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En el centenario el ensayista mexicano, Christopher Domínguez Michael publicó Octavio Paz en su siglo, una aguda biografía del poeta que incorporó en su aparato crítico muchos de los estudios y análisis anteriores. Algo resaltable de Domínguez Michael es que reconoció diversos trabajos preliminares sobre Paz, no desestimó los trabajos y ensayos que no hubiesen pertenecido al círculo de Octavio Paz. En varias ocasiones, se ha visto que la proximidad crítica a Paz ha sido con arrogancia y desdén hacia los otros comentaristas de la obra del poeta, no fue el caso de Domínguez Michael.
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La novelista Guadalupe Nettel publicó también en 2014 una monografía sobre Octavio Paz, en la que se observa que el propósito fue de difusión, más que de una investigación exhaustiva. En ese sentido, el libro de Nettel recuerda al del periodista Nick Castor: Octavio Paz, publicado en inglés en el 2007, el cual fue también una pequeña relación de hechos que estableció los datos generales del poeta mexicano sin ahondar mucho en el tema.
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Asimismo, el escritor Julio Hubard dio a conocer el libro También soy escritura en el que arma un soliloquio autobiográfico. No es precisamente una biografía ni una autobiografía del escritor mexicano, sino lo que se diría como un assemblage de pièces détachées. Es un ensamblado de textos de su poesía, ensayos y entrevistas que Paz publicó a lo largo de su muy fructífera vida.
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Además del libro de Christopher Domínguez Michael, de Nettel y de Hubard aparecieron en el 2014 las antologías del poeta Aurelio Asiain sobre Octavio Paz y Japón y la de la ensayista Fabienne Bradu y Phillipe Ollé-Laprune, sobre Paz y Francia, además de la correspondencia entre José Luis Martínez y Octavio Paz entre 1950 y 1984.
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El abogado Ángel Gilberto Adame publicó en el 2015, El misterio de la vocación, en el que detalla distintas anécdotas infantiles y datos poco conocidos entre el matrimonio de Octavio Paz con Elena Garro. Hugo J. Verani, también reimprimió en ese año su monumental y utilísima bibliografía crítica de Octavio Paz, en tres volúmenes, lo que de alguna forma sería el bastidor de la vida del poeta.
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Finalmente, el periodista Jacinto Rodríguez Munguía en la revista emequis de abril del 2015 dio a conocer un polémico documento en el que se cuestiona la renuncia de Octavio Paz como embajador de la India por la matanza de 1968, por la clave legal de solicitud de puesta en disponibilidad.
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En fin, es interesante observar que, a diferencia de otros escritores, como James Joyce, quien tuvo a Richard Ellmann como biógrafo, Henry James, quien contó con Leon Edel, William Faulkner a Malcolm Cowley o Emir Rodríguez Monegal y su productiva amistad con Jorge Luis Borges y todo el grupo de la revista Sur,Octavio Paz ha tenido lo que Enrique Krauze ha bautizado como una biografía colectiva. Varios investigadores han descubierto en sus libros, artículos, epistolarios, memorias y ensayos distintos aspectos de la vida de Paz que se complementan y, en algunas ocasiones, se contradicen entre sí. No importa, eso ha demostrado que la biografía de Octavio Paz es rica y compleja y, como se ha visto, aunque el análisis de su vida tiene poco tiempo, es necesario hacerla, porque al estudiarla, se estudia también, con sus virtudes y defectos, un capítulo importante de la historia cultural y política de América Latina.
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