domingo, 27 de noviembre de 2011

Vallejo recibe el Premio FIL y da a conocer sus “mandamientos”

27/Noviembre/2011
El Universal
Yanet Aguilar Sosa

GUADALAJARA.

¿Quién es Fernando Vallejo? ¿Fernando está en sus libros? ¿Qué adjetivos definen mejor a este escritor y músico, a este revolucionario y provocador, a este amante de los animales y enemigo de la iglesia y los políticos? Él mismo, duda en calificarse. Pero, en su discurso de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, se definió como un mexicano por residencia y convicción, un enamorado de la cultura popular y obstinado crítico de los políticos y la política mexicanos.

Si el periodista y editor Juan Cruz, encargado de hacer su semblanza, enlistó una serie de calificativos como: tímido, discreto, soez, sagaz, mordaz, sencillo, inteligente, revolucionario, pobre, inmoral, insensato, deslenguado, hijoeputa; Fernando Vallejo prefirió remitirse a quién es él a partir del momento en que pisó tierra mexicana, quiso hablar de su relación tan entrañable, cultural, musical y vivencial con México.

Aunque llegó a México en 1971 y esa misma noche se adentró en los territorios de la Plaza Garibaldi donde descubrió, junto a seis mariachis desentonados, que se sabía todas las canciones de José Alfredo Jiménez, en la memoria de Fernando Vallejo está más fresca la imagen del amanecer mexicano con el teñir de campanas y el canto de los gallos, instalado en un pequeño hotelito del Centro Histórico.

“Salí a la calle, al rumor envolvente de la calle. México vivo, el del pasado más profundo, el eterno, el mío, el que se ha detenido en mi recuerdo, el de siempre, el que no cambia, el que no pasa, el de ayer”, recordó el narrador amante del lenguaje.

Ese mismo día le preguntó a esta tierra: “¿En qué estás pensando, México? ¿A quién quieres para quererlo? ¿A quién odias para odiarlo?”, pero el otro, inescrutable, no le contestó ni una palabra.

“Jamás me contestó. Entonces aprendí a callar. Y han pasado 40 años desde esa noche en el Tenampa y ese amanecer en ese hotelito de la calle de Isabel la Católica y esa mañana soleada, y me fui quedando, quedando, quedando, y aquí he escrito todos mis libros y hoy me piden que hable, pero como México calla, yo tampoco pienso hablar. Sólo para decirles que me siguen resonando en el alma unas canciones”, dijo.

Espíritu marcado por la música

Y es que el escritor se ha declarado admirador de José Alfredo Jiménez y hoy, ante cientos de personas que lo aplaudieron cuando le entregaron el galardón y rieron ante sus ocurrencias, Fernando Vallejo repasó los compositores y canciones mexicanos que lo tocaron.

Luego de hablar de su infancia en la finca de Santa Anita, en Medellín y tras repasar su vida en una familia enorme y timorata, Fernando Vallejo citó estrofas de Carta a Eufemia del compositor mexicano Fernando Rosas y hasta cantó La burrita de Ventura Romero.

Sin embargo, el escritor colombiano-mexicano que mañana lunes, durante su reunión con mil jóvenes, entregará, en donación, los 150 mil dólares del premio a las asociaciones protectoras de animales mexicanas: Amigos de los animales y Animales desamparados, habló también de políticos mexicanos, en especial de Vicente Fox –sin nombrarlo- que dijo fue, durante algún tiempo “mi galló con botas”.

Los tres mandamientos

Mientras Juan Cruz, Jorge Volpi, Raúl Padilla, Nubia Macías, Consuelo Sáizar y varios representantes de naciones y municipios, escuchaban al galardonado, Vallejo dio a conocer los tres mandamientos que deberían regir a los mexicanos y que se sintetizan en: No te reproduzcas, Respeta a los animales y No votes.

Si el primero de sus mandamientos dice: “No te reproduzcas que no tienes derecho, nadie te lo dio” y el segundo afirma: “Respeta a los animales que tengan un sistema nervioso complejo”, el tercero es el más provocador y contundente: “No votes. No te dejes engañar por los bribones de la democracia, y recuerda siempre que: no hay servidores públicos sino aprovechadores públicos. Escoger al malo para evitar al peor es inmoral. No alcahuetees a ninguno de estos sinvergüenzas con tu voto. Que el que llegue respaldado por el viento y por el voto de su madre. Y si por la falta de tu voto, porque el día de las elecciones no saliste a votar, un tirano se apodera de tu país, ¡mátalo!”.

En ese momento, la sonrisa se borró de muchos rostros y casi como la canción de José Alfredo Jiménez, que dice “los mariachis callaron”, quienes se dieron cita en el salón Juan Rulfo para atestiguar el arranque de la 25 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, optaron por el silencio y luego por el cuchicheo: “¿está llamando a no votar?”, dijo alguien de los presentes.

Ese es Fernando Vallejo, el escritor al que le dieron el galardón porque “es una de las voces más personales, controvertidas y exuberantes de la literatura actual en español”, como señaló el escritor Jorge Volpi al leer el Acta del Jurado; ese es Vallejo, del que Juan Cruz dijo:

“Fernando acaso tiene ocho u ochenta identidades, millones de adjetivos, atronadores o suaves, que lo representan. ¿Qué Fernando? Todos los Fernandos, todos los adjetivos le van. Pero le va uno más que ningún otro, ese le distingue, por ese le premian, ese es el que está retratado en el caos de su vida y ese orden caos. El adjetivo artista. El músico artista escritor colombiano rabioso suave indignado benévolo inolvidable Fernando Vallejo”.

Fernando Vallejo sonrío siempre complacido y al final lo abrazó. Sólo después de eso, en su discurso habló de la muerte y dijo: “Yo digo que la muerte no es tan terrible como se cree. Ha de ser como un sueño sin sueños, del cual simplemente no despertamos. Yo no la pienso llamar. Pero cuando llegue y llame a mi puerta, con gusto le abro”.

Sólo entonces Fernando Vallejo concluyó: “Me siento muy contento de estar hoy con ustedes en esta Feria tan hermosa, que pronto se llenará de niños y de jóvenes, y de haber vuelto a Jalisco, la tierra de Rulfo, donde los muertos hablan”.

Y sí, así comenzó la fiesta de los libros, la feria más importante de habla hispana, la segunda más importante después de Frankfurt, que está presente porque Alemania es la nación invitada de honor.

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