miércoles, 18 de enero de 2012

“Es ridículo que los escritores seamos mimados en un país donde nadie lee”

18/Enero/2011
El Universal
Alejandra Hernández

Enrique Serna no fue un escritor prematuro, pero de alguna manera su historia como narrador y ensayista se remonta a su infancia, cuando, mientras imitaba a su madre, “una lectora omnívora tanto de obras clásicas como de bests sellers”, descubrió ese “entretenimiento enriquecedor” que ofrece la literatura.

El autor de La sangre erguida refiere esa anécdota antes de responder a la primera pregunta de la conversación que ocurre en su casa de Cuernavaca: ¿En qué momento de su vida decidió ser escritor?

“Ese momento no llegó cuando era un niño, sino cuando era ya un adolescente”, cuenta Serna luego de que explica que inicia el relato de su historia como escritor hablando de su madre porque considera que “la historia de un escritor es siempre la historia de un lector”.

“Fue en la preparatoria -recuerda-, en una clase muy aburrida que daba una maestra que se dedicaba a dictar fichas de autores cuando, para fugarme de ese tedio, me puse a escribir un cuentito fantástico. Lo mandé a un concurso en el periódico El Nacional y me lo publicaron. No entiendo por qué si era pésimo, nunca me he atrevido a volverlo a publicar (ríe), pero entonces yo sentí que había descubierto mi vocación. Sin embargo, mi proceso fue realmente largo, durante unos 10 años escribí cuentos que iban a dar al basurero”.

Pese a su deseo de ser escritor, tras cursar la preparatoria e instado por su familia, Serna inició la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. En esa época, -comenta rodeado de anaqueles llenos de libros- había “un adoctrinamiento marxista” en esa escuela, el cual, aunque le “pegó fuerte”, no le impidió abandonar la carrera a tres semestres de haberla iniciado. Entonces, el incipiente escritor empezaría a estudiar, con más ahínco, Lengua y Literaturas Hispánicas, también en la Máxima Casa de Estudios.

Después, a mediados de los años 80, llegarían sus primeras publicaciones en Sábado, el suplemento cultural de Unomásuno.

Pero ¿cómo un joven de veintitantos años comienza a publicar en un diario que era tan importante?

“Muchos de los que colaborábamos en Sábado -dice- éramos jóvenes de veintitantos años. En aquel tiempo, Huberto Batis se había quedado con el suplemento luego de que Fernando Benítez se fuera a La Jornada Semanal. Se habían ido todas las estrellas y él recurrió a los jóvenes. Nos dio mucha libertad. Le gustaba que hubiera francotiradores, escritores que se atrevieran a decir lo que quienes ya están cooptados por el medio literario no dicen. Fue una etapa que me ayudó a publicar (en 1989) dos novelas que para ese entonces ya tenía en el cajón: Señorita México y Uno soñaba que era rey”.

Los intelectuales, una élite mimada

En El miedo a los animales (1995), Serna (ciudad de México, 1959) retrata conductas como el elitismo y la hipocresía en los intelectuales. Pese a que han transcurrido más de 15 de que se publicara esa novela policíaca, el escritor considera que esas formas de comportamiento aún están en el mundo intelectual mexicano.

“Me temo que aún continúan esas conductas. Yo escribí El miedo a los animales cuando gobernaba el PRI, un régimen especialmente interesado en la cooptación masiva de intelectuales, algo que fue muy palpable, por ejemplo, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en el que se ofrecían becas a escritores de pantalón corto, a maduros, a consagrados. Era una manera de ganarse las simpatías de un sector de la sociedad que era potencialmente peligroso para él. Sin embargo, no creo que haya cambiado mucho la situación porque hay un hecho que yo recalqué en mi novela y que se mantiene: somos un país con 110 millones de habitantes, de los que sólo lee periódicos 1%. Es ridículo que (los escritores e intelectuales) seamos una élite mimada en un país donde nadie lee”.

Una “necesidad expresiva” ha sido el motor que ha llevado a Serna a incursionar en diferentes géneros: ensayo, cuento y novela. Incluso ha escrito novelas de distinta índole y ha sido argumentista de telenovelas.

Luego de la policíaca El miedo a los animales, escribió El seductor de la patria, una novela histórica en la que se “metió en el alma” de Antonio López de Santa Anna.

-¿Por qué escribir sobre él?

-Porque creo que la vida de los canallas nos enseñan más sobre la condición humana que las vidas ejemplares. Novelas como Crimen y castigo, de Dostoievski, en la que entramos en la psicología de un criminal, u obras como Ricardo Tercero, de Shakespeare, o de Patricia Highsmith producen en el lector un efecto diametralmente opuesto al del melodrama, el género más popular en todo el mundo, que nos hace simpatizar con las víctimas, creer que pertenecemos al bando del bien. Eso a veces genera un autoengaño peligroso en el lector porque fomenta el narcisismo de la conciencia. En cambio, obras como las que estoy mencionando nos ponen en guardia contra nuestra propia voluntad de poder, nuestros afanes de dominación o nuestros instintos criminales. Eso fue lo que quise hacer con mi novela, que el lector descubriera al pequeño Santa Anna que todos llevamos dentro.

Pese a la gran investigación que precedió a la escritura de El seductor de la patria, ésta no ha sido la novela que más trabajo le ha costado escribir a Enrique Serna, sino la autobiográfica Fruta verde (2006). Con su ronca voz y su fluida manera de hablar, el escritor rememora la creación de esa novela en la que narra su iniciación como escritor y sus primeras relaciones amorosas: “Quería escribir algo sobre un episodio de mi vida, pero me resultó muy difícil. Reconstruirme en otra época y reconstruir a los muertos más queridos de mi panteón familiar fue verdaderamente un desafío que me representó una gran dificultad psicológica y estilística”, revela.

De la escritura de una novela autobiográfica, Serna pasó a la escritura de una novela erótica, La sangre erguida, que, en 2010, año de su publicación, fue reconocida con el Premio de Narrativa Antonin Artaud.

El escritor no cree que esa novela resuma su trabajo como novelista, pero sí considera que compendia su manera de entender el amor y el erotismo. Una inquietud: ¿por qué Dios o la naturaleza dio al hombre la posibilidad de mover sus brazos o sus piernas con el poder de la voluntad y en cambio no le dio la posibilidad de controlar sus erecciones?, fue el punto de partida de la última novela que ha publicado este autor mexicano.

La corrupción está invicta

A través de varios de sus ensayos, cuentos y novelas, Serna ha criticado usos y costumbres de la élite intelectual mexicana, pero su crítica no se ha reducido al ámbito cultural pues, en algunos escritos, también se ha referido al ámbito político.

-A seis meses de las elecciones presidenciales ¿ves posible el regreso del PRI a la presidencia? ¿Qué crees que esto significaría para México?

-Su regreso es posible, pero también es evitable. Yo desearía que la gente despertara, que surgiera un movimiento para impedirlo, porque creo que si el PRI regresa a la Presidencia tendrá la tentación de volver a implantar una dictadura, y sería muy difícil que se fuera. Además, Enrique Peña Nieto representa los intereses más oscuros y podridos de la oligarquía mexicana. Seguramente nos llevará a la bancarrota y a una corrupción mucho más profunda de la que tenemos en la actualidad.

-De los gobiernos panistas, ¿cuál es tu opinión?

-Yo creo que han tenido algunos aspectos positivos, como la estabilidad macroeconómica, el hecho de que no haya catástrofes financieras a fin de sexenio, y la gran apertura en la libertad de expresión de los medios de comunicación. Sin embargo, el gobierno de Felipe Calderón ha sido un sexenio en el que la corrupción está invicta: prácticamente ningún personaje que ha tenido escándalos de corrupción ha llegado a la cárcel. La libertad de expresión que hay en los medios ha permitido que conozcamos mejor esos escándalos que, de manera paradójica, no tienen consecuencias penales. Esto está produciendo que la gente considere a esos personajes que quedan impunes unos chingones. Esto es muy negativo sobre todo en un país en donde la corrupción está muy infiltrada en la sociedad y en donde hay sectores de la sociedad que admiran, por ejemplo, a los narcotraficantes.

-¿Y la guerra contra el narcotráfico?

-Creo que antes de haber entrado en esta guerra, Felipe Calderón debió depurar a los cuerpos policíacos porque me temo que lo que está sucediendo es que hay un grado de infiltración tan grande que no está clara la línea divisoria entre las fuerzas del hampa y las fuerzas del orden. En términos generales se puede considerar que esta guerra ha sido un fracaso.

Actualmente, Enrique Serna, quien escribe cada 14 días en Domingo, el semanario que publica EL UNIVERSAL, afina una colección de cuentos que espera publicar este año.

También trabaja en un ensayo largo sobre el poder cultural autoritario. Aunque no fue un escritor precoz y tardó 10 años en forjar este oficio, ese niño que se inició en la lectura imitando a su madre es ya autor de una obra prolífica dentro de las letras mexicanas contemporáneas.

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