sábado, 5 de marzo de 2011

El artista como investigador-productor

5/Marzo/2011
Laberinto
Heriberto Yépez

En años recientes se ha discutido considerar al arte una forma de producción de conocimiento reconocida oficialmente. En español, la expresión “investigación-creación” o “investigación-producción” describe esta modalidad.

Como ya he escrito, los artistas son relegados de las universidades o tratados como académicos de clase turista, mientras que los académicos que basan su obra en ellos, tienen reconocimiento monetario, institucional y social.

Si el arte no es conocimiento no tiene lugar en las universidades y las artes plásticas, visuales, verbales y corpóreas deben salir de ellas; y ocupar su lugar disciplinas que escriben o hablan sobre estas prácticas ¿pre-científicas?

Obvio, esta postura es un absurdo. Un absurdo institucionalizado por nuestra academia, que a veces enseña artes pero no valida a sus creadores.

¿Esta incongruencia a qué se debe?

Al romanticismo de algunos artistas que difunden que el arte se opone a la ciencia.

También es responsable la arrogancia de la academia tradicionalista que supone que el arte no cuenta con metodologías, y sólo es conocimiento gracias a ella.

Y las propias comunidades artísticas que no documentan qué tipo de conocimiento crean ni cómo lo crean. No existe consenso entre ellas acerca de cuál es su metodología.

Eso dificulta que el sistema académico y cultural —Conaculta, SEP, Conacyt y las propias universidades— no reconozcan lo obvio —las artes crean conocimiento— ni actúen en consecuencia.

México seguirá viendo al artista como un tallerista, mientras que en otros países, el artista es bienvenido en la academia.

Ahora, ¿están listos los artistas a concebirse como científicos?

El arte ineludiblemente produce conocimiento. De entrada, produce conocimiento en sus receptores. Las ciencias cognitivas lo han comprobado.

Y ya muchas disciplinas —desde la historia del arte y la antropología hasta la psicología y los estudios culturales— muestran cómo los intérpretes producen conocimiento con el arte.

Pero, ¿cómo producen conocimiento sus productores?

Si los artistas alegan que hacer arte es suficiente para ser reconocidos como productores de conocimiento se equivocan. Precisar sus métodos —cuantitativos o cualitativos— es importante. La modalidad de investigación-producción debe trazar su perfil.

Las instituciones deben abrir sus puertas a los productores de arte, como lo han hecho universidades extranjeras que, por cierto, nos superan en nivel y prestigio.

Dos pasos distintos y simultáneos: artistas que explicitan sus métodos de investigación-producción e instituciones que se actualizan.

Si otros países lo han hecho, ¿México por qué no habría de hacerlo?

Lo sé: soy un optimista. No puedo evitarlo: el arte enseña que todo es posible.

Hoy quizá no. Pero el futuro siempre será más sensato.

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