sábado, 21 de septiembre de 2013

IN MEMORI@M RAFADRO (1967-2013)

21/Septiembre/2013
Laberinto
Heriberto Yépez

“En enero del 2011, descubrí que mi riesgo cardíaco era 4.0, el más alto. Bajo esa condición el único ejercicio posible era caminar”. A inicios de mes, Rafa Saavedra tuvo un infarto. El pasado martes 17 de septiembre, Rafa no sobrevivió la cirugía.

Su muerte dejó un vacío tremendo. Rafa era el escritor tijuanense. Sus libros emblemáticos son Postscards de ocio y odio (1995); Butten Smileys (1997) y Lejos del noise (2002). Hubo otros después y otros vendrán pronto.

Este verano hablé con él sobre sus libros y su investigación en la maestría de Estudios Culturales en El Colegio de la Frontera Norte acerca de la escena fanzinera fronteriza en los 1980–1990.

(Rafa, entre otras cosas, veía a los fanzines como antecedentes de los blogs).

En el 2001–2002, Rafa detonó el Tijuana Bloguita Front, una red de blogueros: internautas, trasnochados, escritores, culturosos, artistas, amigos y cualquiera que posteara y linkeara, para hacer crónica vital, leer con adicción y vernos en fiestas, bares y weekends interminables.

El TJBF fue un experimento on & off–line, que alternaba internet, ciudad y escritura. Fue una tribu fabulosa, irrepetible y plural.

Rafa Saavedra no era el líder —no había—: era el corazón eléctrico. Rafa fue un nuevo tipo de escritor post–total.

Sus textos tronaban géneros: ni crónicas ni cuentos ni reviews, eran Rafa escribiendo. Debido al salto, la crítica sigue paniqueada.

Rafa escribía cool y denso: codificaba el frenesí noctámbulo y personajes–colectivos palpitando en un lenguaje híbrido salpicado de photo–ops idiomáticos y cosas que escuchaba de la gente.

Rafa anotaba en su cuaderno, copy–pasteaba y luego rehacía y remezclaba en pantalla, aunque el componente principal era su alabanza a la vida definitoria.

Su oído era música indie; su tecleo, métrica post–mediática. DJ Rafadro era actitud y ethos network.

Se mantuvo al margen de la literatura mexicana. Se sentía más afín a su programa de radio, ser popnediscos y la calle. Rafa era su propia literatura post–mexicana.

Decidió publicar de modo independiente y experimentar con redes sociales, combinar fotografía y escritura virtual. Fue el primer escritor latinoamericano sistemáticamente ciberrealista.

Rafa era un amante de la urbe. Seguía la pista a las nuevas tendencias de consumos, lifestyles y lenguajes. Era un archivo drástico, lleno de guiños, autor de coolto.

Rafa siempre sabía qué seguía. Su ruta reciente: crashear lo académico.

Como persona, Rafita era feliz y mega–amiguero. Optimista desencantado y nihilista buena onda. Checaba todo lo que sucedía para ironizarlo en un after.

Rafa Saavedra fue el escritor experimental mexicano más genuino de los últimos veinte años. 

Llevó la escritura fuera del libro y a la escritura la drogó de medios.

Las palabras favoritas de Rafa: pals, fiesta, beyondeado, ahora, enjoy, Tijuana, my friends.

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