sábado, 29 de diciembre de 2012

15 para el 2012

29/Diciembre/2012
Milenio
Ariel González Jiménez

Puesto nuevamente a hacer un recuento de los quince libros del año (a generosas instancias de Carlos Puig en su programa de televisión En15) creí verme en un bosque con numerosos senderos que llevan a la crítica a muy diversos puntos. Incluso hubiera podido elegir, erróneamente, uno que por momentos parecía más amplio que otros y que indicaba que no hemos tenido grandes o rotundos acontecimientos editoriales este año.
Los múltiples caminos, sin embargo, harán seguramente que los ejercicios de selección (que no tratan de negar y menos anular otras opciones) resulten más opuestos o distantes entre sí. A nadie debe extrañar esa condición que expresa, antes que la obvia subjetividad del crítico, la enorme riqueza del panorama al que nos intentamos asomar.
Aclarado esto, entro de lleno a los títulos que me parecieron más significativos en este 2012 de tonalidades apocalípticas.
1. Cartas a Clara, Juan Rulfo, Ed. RM. Para quienes solo tienen presente sus obras fundamentales, esta es la oportunidad para encontrarse con un Rulfo en pleno ascenso literario, romántico, tímido, de intensa dimensión humana, que explica en buena medida al gigante de las letras mexicanas que llegó a ser.
2. Mil bosques en una bellota, Edición de Valerie Miles, Ed. Duomo. Fue Emerson, según explica la editora de este rico mosaico de las letras hispanoamericanas, quien dijo (en su ensayo La historia) que “la creación de mil bosques está en una bellota”. Y con esa convicción, Miles nos obsequia una muestra —elegida por ellos mismos— de lo mejor de 28 autores como Vargas Llosa, Sergio Pitol, Ricardo Piglia, Juan Goytisolo o nuestro colaborador de MILENIO José de la Colina.
3. Diario de invierno, Paul Auster, Ed. Anagrama. El autorretrato literario más elogiado de la temporada. Una retrospectiva vital donde el autor de La invención de la soledad examina al Auster que fue, desde sus más tiernos años, pasando por la etapa en que se sintió campeón juvenil del onanismo, hasta llegar a los trigésimos aniversarios con su mujer. Auster por Auster: un gran texto.
4. El buen libro, A.C. Grayling, Ed. Ariel. Sin ninguna exageración, el autor de este volumen lo subtituló: Una Biblia humanista. Y se trata de una compilación magistral sobre los mejores relatos y las más sabias reflexiones que la historia y la filosofía nos pueden ofrecer. El (buen) libro lo puede comenzar uno por donde le plazca y siempre encontrará una perla, un norte que nos explique cómo la felicidad, donde la haya, está en las cosas más simples de este mundo.
5. Si en otro mundo todavía, Jorge Fernández Granados, Ed. Almadía. La antología que este poeta ha preparado es un testimonio de la emoción frente a la vida y sus cosas. Tras la sutil profundidad de la voz poética de Fernández Granados, uno no puede sino escuchar el viento y mirar hacia los sueños de otro modo.
6. La civilización del espectáculo, Mario Vargas Llosa, Alfaguara. La advertencia ensayística del autor de La tía Julia y el escribidor es para tenerse en cuenta: la cultura, o eso que llamamos tal, corre el riesgo de poblarse de farsantes en todos los terrenos.
7. Nombre de perro, Elmer Mendoza, Ed. Tusquets. Toda la potente narrativa de Mendoza en una extraordinaria novela que debería ser la envidia de todos los reporteros metidos a narconovelistas y también, claro, de los novelistas metidos a reportear el narcotráfico.
8. Canción de tumba, Julián Herbert, Ed. Mondadori. Prueba de que solo la literatura puede acercarse a lo más desgarrador de la vida. La mejor novelística mexicana late en estas páginas rigurosamente bellas y arduas.
9. La edad de la punzada, Xavier Velasco, Ed- Alfaguara. Mirada omnímoda sobre la adolescencia desde el mirador de la madurez literaria. La gran bildungsroman de Velasco.
10. Todo, Kevin Canty, Ed. Libros del asteroide. Después de muchos naufragios personales, los personajes de Canty se atreven a intentar encontrar la orilla; al fin, pues, entienden que la vida no para.
11. Antigua luz, John Banville, Ed. Alfaguara. A Banville ningún tema le viene grande; tampoco el de las relaciones difíciles (como la que se da entre un joven de 15 años y la madre de un amigo suyo de 35). El niño se convertirá en actor y ese episodio servirá de prisma para observar otras relaciones que lo han marcado. La pluma de Banville a todo lo que da.
12. Paisaje caprichoso de la literatura rusa, Selma Ancira, FCE. Nos ha regalado extraordinarias traducciones que la hicieron, este mismo año, merecedora del premio Tomás Segovia, pero este muestrario de la literatura rusa es de suyo memorable. Quien visite sus páginas se verá fascinado por algunas piezas de los grandes autores rusos que no habían sido traducidas al español.
13. Acapulco golden, Jeremías Marquines, Era-INBA-Instituto Cultural de Aguascalientes. El personaje, Malcolm Lowry; el entorno, Acapulco en los años treinta; el recurso, una poesía como la de Marquines que aprovecha todo para iluminar la atormentada noche de Lowry.
14. La silla de Karpov, Javier García Galiano, Ed. Ficticia. Reunión de finísimos textos que confirman cómo del periodismo pueden surgir los materiales de la gran literatura.
15. El paseante de cadáveres, Liao Yiwu, Ed. Sexto Piso. Asombroso viaje a la China profunda que sigue ahí a pesar del proyecto que busca sintetizar lo peor del capitalismo con lo peor del comunismo.

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