17/Septiembre/2012
El Universal
Yanet Aguilar Sosa
En 1969, el nombre de Rafael Bernal saltó a la palestra de las letras
mexicanas con una novela de detectives: El complot mongol; esa historia
que tiene como protagonista a Filiberto García, un hombre que ni es
héroe ni es antihéroe, se ha ganado el gusto de los lectores que la han
convertido en una obra de culto. Sin embargo, el éxito de esa historia
que va más allá de novela policiaca -es un drama existencia y un cavilar
sobre la soledad y la muerte-, ha puesto a su autor casi en el olvido.
Si bien es cierto que bastó una sola obra para que Rafael Bernal (Ciudad
de México, 28 de junio de 1915) alcanzara la inmortalidad, su
bibliografía supera los 20 títulos; el narrador de quien hoy se cumplen
40 años de su muerte -ocurrida en Berna, Suiza, el 17 de septiembre de
1972, cuando ejercía la diplomacia, que fue otro de sus múltiples
oficios- es celebrado.
¿Qué ha hecho que ese escritor viva en el olvido y sólo se le recuerde
como el autor de El complot mongol? Las razones son varias y distintas,
las señalan el académico Vicente Francisco Torres, y los escritores
Élmer Mendoza y Juan José Rodríguez.
¿Tiene que ver acaso con la confección perfecta de El complot mongol?:
pues se trata de un thriller al que no le falta ni le sobra nada, hay un
investigador duro, hábil con la pistola y con los puños; orientales
misteriosos e inescrutables; la intervención de investigadores de
potencias hegemónicas; la historia de la chica bella en apuros; las
persecuciones, muertes y un final sorpresivo.
El investigador y académico de la UAM Azapotzalco, Vicente Francisco
Torres, asegura que los lectores desconocen el resto de sus libros
porque las ediciones son poco accesibles y poco publicitadas. “Hoy la
publicidad pesa más que el análisis literario”, señala el estudioso de
la obra de Rafael Bernal, y agrega que éste no sólo escribió novela,
sino también cuento, ensayo y obras de teatro.
Pero también es un escritor mal conocido porque su trabajo diplomático
lo mantuvo lejos de México, sumado a que no hizo vida literaria social. A
ello se suma el hecho de que era un hombre de derecha y un sinarquista.
Juan José Rodríguez dice que “lo que más ha opacado la obra de Bernal,
no es tanto el éxito de El Complot Mongol, sino sus filiaciones
políticas. El señor creyó en el sinarquismo, era alguien de derecha y
eso es un pecado que, para muchas generaciones tanto de izquierda como
ligadas al priísmo tradicional en el poder, fue un asunto difícil de
digerir o, simplemente, aceptar”.
Y es que el autor de Asesinato en una lavandería china, recuerda que a
Bernal se le acusa de haber sido quien le colocó personalmente una tela
negra al Benemérito en el Hemiciclo a Juárez “pero como acotaba su
viuda, en aquel momento él ya era un hombre mayor y enfermo y dicho acto
lo hicieron dos jóvenes manifestantes”.
Hombre de su tiempo
En su libro La otra literatura mexicana, donde Torres aborda la
literatura de tres grandes de las letras mexicanas: Rafael Bernal,
Francisco Tario y Ramón Rubín, asegura que Bernal es uno de los poco
prosistas mexicanos que, como José Revueltas y Martín Luis Guzmán,
vivieron intensamente su tiempo y su vida.
“Se dice que fue de derecha, que encapuchó a Juárez y que fue
sinarquista, pero ¿eso qué importa si su obra literaria es valiosa, si
cuestionó lo que a estas alturas nadie puede negar que estaba y está mal
-el sindicalismo, la reforma agraria, la burocracia- y, sobre todo, si
sabemos que fue un hombre honrado, que vivió de su trabajo -guionista de
radio y televisión, dramaturgo, diplomático- y no murió en la opulencia
siempre sospechosa?”, señala Torres.
Élmer Mendoza, también escritor de novelas policiacas, asegura que
Bernal no es un escritor olvidado, y que el hecho de que sea frecuentado
sólo por El Complot, no es grave. “El sueño de todo autor es escribir
una obra maestra y Bernal lo consiguió. ¿Qué sería de Cervantes sin Don
Quijote?”
Destaca que El complot mongol es una obra de gran finura “y en efecto,
ha borrado el resto de la obra de Rafael Bernal; pero no es un
accidente, es una obra clásica, maestra, y un laboratorio para
aprender”.
Rodríguez afirma que hoy en día el autor de otras obras como Memorias de
Santiago Oxtotilpán, Caribal. El infierno verde y Gente de mar, está
siendo revalorado y que algunas de sus obras han sido reeditadas; ahí
están El gran océano -publicada hace unos días por el FCE, 20 años
después de la primera edición-, y los trabajos de Vicente Francisco
Torres, dedicados a la rehabilitación literaria de Bernal.
En reciprocidad, Idalia Villarreal, heredera y viuda, donó el acervo
personal de Bernal -constituido por unos 600 volumenes- a la Biblioteca
Nacional de Antropología e Historia.
Los temas de su literatura
Por la calidad de su trabajo, Bernal debería estar entre los escritores
mexicanos más reconocidos, porque su obra es una de las más completas
del siglo pasado, su producción es de vanguardia y se debate entre el
reconocimiento y el olvido.
Juan José Rodríguez dice que como sus temas fueron la provincia algunos
críticos lo vieron de soslayo, en ese tiempo, como sucedió con Ramón
Rubín y muchos otros autores similares. “No olvidemos que uno de sus
libros está dedicado al martirio del Padre Pro y su primer libro, en
este caso de poemas, se titulaba Federico Reyes, el cristero.
Rodríguez afirma también que Bernal tiene novelas valiosas. “A mí me
gusta mucho Gente de mar, que si bien no me parece bien resuelta, aporta
elementos de realismo muy interesantes a la literatura marina. Tenemos a
un grupo de náufragos en una isla que están dedicados a reparar un
barco... Son detalles que casi no han tocado otros escritores de la
aventura marina y Bernal los manejó con maestría”.
Francisco Vicente Torres, por su parte, asegura que en la obra de Rafael
Bernal hay cinco obsesiones capitales: la narración policiaca, el
cristianismo, la selva como un espacio corruptor, el mar con sus
habitantes y el fracaso de la Revolución convertida en gobierno y todo
ello lo lleva a señalar que “Bernal es un autor consumado pero
olvidado”.
Afirma Torres: “Estoy seguro que la obra de Bernal crecerá con el
tiempo, tal como sucede con la obra de Francisco Tario. Cuando la gente
lea sus escritos sobre el mar, los piratas, la guerra cristera y la
selva hará juicios más equilibrados y el autor ocupará el lugar que le
pertenece”.
A pesar de que su obra ha sido estudiada por Vicente Francisco Torres,
Alfonso de María y Campos, Eduardo Antonio Parra y Francisco Prieto; que
ha sido objeto de estudio de tesis universitarias como Pesquisa
biobibliográfica de Rafael Bernal de Mauricio Bravo Correa en la UNAM;
su obra cumbre y multicitada es El complot mongol que fue llevada al
cine por el director Antonio Eceiza en 1978 y fue adaptada a versión de
cómic en 2000, en un proyecto que quedó inconcluso, por desgracia.
A 40 años de su muerte, Rafael Bernal sigue oculto detrás del éxito de
una sola de sus obras, pero cultivó todos los géneros literarios. Élmer
Mendoza dice que sería correcto que más mexicanos lo leyeran y que
deberíamos hacerle un homenaje, “es un autor al que no se puede olvidar.
Filiberto García -protagonista de El complot- es un detective poderoso.
Vicente Francisco Torres concluye enfático: “estoy seguro que la obra
de Bernal crecerá con el tiempo”.
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