martes, 5 de febrero de 2013

Irradiador: contribución estridentista

5/Febrero/2013
La Jornada
Teresa del Conde

Alertado por determinado material que Carla Zurián incluyó en su libro Fermín Revueltas: constructor de espacios (Instituto Nacional de Bellas Artes, 2002), Evodio Escalante se propuso encontrar ejemplares de una revista que se creía perdida: Irradiador, de la que efectivamente se publicaron tres números, dos aparecidos en 1923 y uno a principios de 1924.
Norma Zubirán Escoto, jefa del Departamento de Filosofía en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa, acogió el proyecto de reditarla para la colección Espejos de la memoria, una vez que Escalante logró recuperar los originales que suponía quizá inexistentes, en el archivo de los señores Gallardo Topete y Gallardo Cabrera, hijo y nieto, respectivamente, del poeta estridentista Salvador Gallardo (1893-1981), cuyo poema Jardín aparece en la página opuesta a una xilografía de Jean Charlot que representa a un tlameme muy estilizado de corte vanguardista, distinto de posteriores trabajos del artista e historiador francés.
Revista de pocas páginas, tamaño tabloide, con ilustraciones de gran interés que reprodujeron muy bien en la redición, la valía de ésta radica en buena medida en los ensayos de presentación que anteceden a los tres números, a cargo del propio Evodio Escalante y de Serge Fauchereau, a quien debemos fundamentales inserciones de episodios artísticos latinoamericanos y específicamente mexicanos en un contexto europeo.
Escalante continúa y enriquece un tema que ya había abordado en Evolución y caída del estridentismo (Conaculta- Ediciones Sin Nombre 2002).
Deseo especificar que esta nueva contribución suya al tema no contiene información ni interpretaciones provenientes de este libro anterior, referido a la recepción crítica del estridentismo.
Concedemos que ni éste ni otros trabajos de diversos autores sustituyen el indispensable volumen El estridentismo, de Luis Mario Schneider, publicado en 1970.
El autor inicial comenta con detalle los tres números de Irradiador, haciendo ver, v.gr., que la primera colaboración mexicana de Jorge Luis Borges no es la referida a Contemporáneos, pues su poema Ciudad apareció en el número 1 de Irradiador, cuya edición y dirección se deben a Manuel Maples Arce junto con Fermín Revueltas.
No obstante, según su criterio, el protagónico poeta Maples Arce no es el teórico del movimiento, este papel quedará reservado a Arqueles Vela y a Germán List Arzubide.
Mencionando a Theodor Adorno, se hace ver que lo que el estridentismo intenta rescatar es el elemento disonante en su pureza (eso pareció ser una moda de época y habría que relacionarlo con la historia de los inicios de la radiodifusión) y que hay un rasgo compulsivo en el término estridentismo.
Como advierte Serge Fauchereau, incluso el vocablo es deudor de otra fuente, que asigna al poeta Jules Laforgue (1921). Dos años después la estridencia se ha convertido en un tejido de voces recogiendo a varios literatos y a los pintores y grabadores Fermín Revueltas, Jean Charlot, Diego Rivera, Leopoldo Méndez (con una hermosa composición moderna que no preludia sus también admirables creaciones nacionalistas).
Queda también ilustrada la foto Steel, de Edward Weston, tomada en Ohio y la fotografía de una escultura de Guillermo Ruiz, muy deudora de Barlach y de Gaudier Breska. Además de eso, hay tres anuncios publicitarios de gran valía plástica, armados con elementos art deco, ¿Se deberán también a Fermín Revueltas? Ambos anuncian cigarros, el primero los Elegantes y el segundo los Radio, con logotipo de emisora, promovidos por El buen tono.
Estas viñetas están entre los más atractivos y connotativos aportes visuales junto a la fotografía del paisaje al óleo de Revueltas, titulado El restorán.
Las viñetas publicitarias no acusan autor. A Diego Rivera se le atribuye un caligrama la verdad no muy notable. De su inicial R irradian epítetos como rastacueros y rotitos en una dirección a la que se contraponen recomendaciones para la salud política y cultural desprendidas de la D, como despiértense o desasnaremos, este último en relación con la medicina que pemitirá cancelar la momiasnocracia nacional –referida a la época de Álvaro Obregón y José Vasconcelos– que es la estridentina.
Hay parecidas boutades en muchos otros movimientos de años un poco anteriores, por ejemplo en El urinal musical, de Philipe Soupault, o en el Manifiesto del Sr. Antipirina, de Tzara (1918). ¿Es el estridentismo una vanguardia?, o más bien recoge voces del tiempo, las mismas que generaron las disonancias no sólo en Dada, en el Futurismo o el Ultraísmo español, sino también en James Joyce, que culminaron en 1922 con la publicación de Ulysses y el inicio escritural de lo que vendría a ser Finnegans Wake.

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