sábado, 26 de septiembre de 2009

México y la neotenia idiota

2009-09-19
Suplemento Laberinto
Heriberto Yépez

Hay una figura distintiva que ha estado apareciendo en el imaginario mexicano reciente. Se trata de un pseudoadulto, hombrecito infantiloide. El nuevo Chabelo.

Últimamente esta figura ha sido interpretada por Josmar, el pastor protestante que secuestró un vuelo de Aeroméxico presuntamente para enviar un mensaje al Presidente, profetizando un terremoto y, claro, coreando que como México no hay dos. Y es también Juanito, el bobo-gandalla delegado por Iztapalapa del PT.

Ambos idiotas. Ambiciosos, manipuladores y “hombres comunes y corrientes”. Sr. Pueblo.

Al mexicano le atrae hoy y le hacen gracia varones populacheros con taras intelectuales.

Hugo Chávez es su rey.

El perfil penca es cumplido por el célebre Sammy, que aparece en Televisa interpretando al Tonto natural. Recordemos la “polémica” en que a Sammy se le jugó una “broma pesada” y Derechos Humanos alertó que se estaba violando su dignidad.

Nadie sabe si Sammy tiene pleno uso de sus facultades mentales. En esa duda consiste su “chiste”.

Josmar, Juanito, Sammy son avatares del estado mental en el que están cayendo millones de mexicanos quienes, desprovistos de un sistema educativo real y alimentados por cultura chatarra, caen en degradación intelectual, que luego asumen como estado simpático del ser.

Las infracaricaturas se volvieron rete-carismáticas.

La popularidad de estos iconos de lo happy-apendejado nos deja ver una identificación masiva con lo malogrado.

Subdesarrollarnos ya nos resulta idolatrable.

Del otro extremo del Idiota Chido está el Niño Bonito (expresión, si bien recuerdo, de Denisse Dresser), referente al “nuevo líder mexicano”, un Chamaco Bien Peinado que, empero, es un corruptillo.

El Niño Verde, Peña Nieto o César Nava son sus disfraces. El mexicanote hoy, un chamaco.

El mexicano se está negando a la edad adulta. Defiende, admira o meramente celebra personajes neoténicos. La neotenia es la conservación de rasgos inmaduros. Como el mexicano tiene un rezago de desarrollo, su cultura popular se ha llenado de sujetos con neotenia idiota.

Roger Bartra ha comparado al mexicano con el ajolote, animal con notable neotenia. Sólo que la neotenia que hoy padecemos carece de toda ventaja. La cultura mexicana no quiere crecer ni tomar su responsabilidad. Por eso proyecta chavos o retrasadones. Tanto el Idiota Chido como el Niño Bonito son parte del fenómeno Michelito, el niño torero.

Teniendo que tomar al toro por los cuernos, llevamos décadas “sacándole” hasta poner a un escuincle a torearlo.

La neotenia idiota es la última vía en que el mexicano evade encargarse de su desmadre.

Disfrazándose de sope de los topetazos, menso manso o mocoso-vival, el mexicano se está haciendo tonto.

¡Por mi raza hablará Chespirito!

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante artículo y reflexión. Agradezco encontrarme con detalles como este. Cabría añadir un matiz, ya que esta característica creo no se reduce a definir únicamente a tus vecinos, también aquí en España me he encontrado con ese tipo de individuos. Incapaces de asumir el peso de sus actos y responsabilidades; incapaces de atender al erudito por vagueza, se embarcan en la senda de lo agradable, de lo amable, y definen por tanto, y al mismo tiempo se autodefinen a sí mismos como a iguales al lado de intelectuales por el mero hecho de hacer uso de sus artes, o de un atisbo de su caracter para validar su presencia ante los demás. Ciertamente una respuesta lógica al sensacionalismo y al "yo también " que rige al hombre de a pie hoy en día.