Laberinto
Heriberto Yépez
En el 2011 apareció en la convocatoria de becas del Fonca para Jóvenes Creadores. Este 2014 ya está consolidado en la convocatoria del Sistema Nacional de Creadores de Arte; hablo del “ensayo creativo”.
Tanto en “letras indígenas” como en “letras” (no indígenas) la categoría de “ensayo” ha sido reemplazada por la de “ensayo creativo”.
Se
trata del triunfo de la categoría norteamericana de “creative writing” sobre la de “literatura”.
Como ya se ha probado en Estados Unidos mismo, la “escritura creativa” sirvió
para estandarizar y despolitizar al campo literario.
Sustituir
“ensayo” por “ensayo creativo” desacelera que la reflexión literaria mexicana
tome un rumbo que Conaculta desaconseja: que crezca el interés analítico, el
purismo de la prosa disminuya y se sepulte el conveniente ensayo sobre nada (el
típico ensayo mexicano sobre el arte de volar papalotes sin usar hilo o la
biografía de la gemela desaparecida de la comilla que bajó el elevador y se
volvió coma).
El
ensayo lúdico (ensayo–poema) es vital para la imaginación ensayística. Pero una
literatura que solo escribiese ese tipo de ensayos resultaría insulsamente
derechista y exquisitamente anacrónica.
Conaculta
pretende que una sub–rama del ensayo (el “ensayo creativo”) reemplace a todas
las ramas del ensayo o, en el mejor de los casos, las obligue a entrar de
contrabando en ese anglicismo.
El
anglicismo, a la vez, privilegia un tipo de ensayo mexicano (de distracción
culta) que creció (junto al PRI) para impedir el crecimiento del ensayo de
crítica literaria, histórica o teórica (especialmente después del 68).
“Ensayo
creativo” es una categoría blanda (el ensayo por el ensayo mismo); el ensayo
“perfecto” para una dictadura perfecta, que necesita escritores que escriban
muy bonito y sean poco críticos. El ensayo como gracioso pasatiempo letrado.
El
cambio es arbitrario e incluso contrario al propio canon, ya que si pensamos,
por ejemplo, en los dos principales ensayos de Paz (El laberinto de la
soledad y Sor Juana o las trampas de la fe) son ensayos
de crítica literaria, teoría, psicoanálisis e investigación. Son todo lo
contrario de un “ensayo creativo”.
Seamos
exactos: el “ensayo creativo” viene del sub–canon; el canon wanna be.
El
“ensayo creativo” en México se consagra con escritores que creen continuar a
Torri, Reyes, Arreola o Monterroso y que, en verdad, son Chespiritismo del
ensayo.
Por
supuesto, Conaculta no justificó su capricho y no sería imposible que el
“ensayo creativo” haya aparecido por el descuido de algún comité de escritores
que decidieron que el ensayo sobre cómo vestir pulgas debe ser el nuevo
centauro de los géneros.
Como
sea, el “ensayo creativo” ya está oficializado; es ya el nombre y criterio
oficial del ensayo. Su caña de pescar, su embudo.
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