Laberinto
Sonia Peña
El 29 de junio Los errores
de José Revueltas cumplió cincuenta años de vida. El primer borrador
data de septiembre de 1958 y es un esbozo de novela negra a la que se
superpone la trama política. A la sordidez de los bajos fondos,
Revueltas incorpora al comunista heterodoxo en contraposición con los
“curas rojos” que arrastraba desde Los días terrenales (1949).
La recepción no fue favorable. Algunos se escudaron en las erratas y
la llamaron los errores de Revueltas, sin mayúscula y sin cursivas
debido al gran número de inexactitudes que presentó la primera edición
del Fondo de Cultura Económica en la colección Letras Mexicanas, al
“cuidado” de Augusto Monterroso.
La primera reseña fue de Mauricio de la Selva para Diorama de la Cultura, suplemento cultural de Excélsior: califica a Los errores
como “buena novela” y “relato precioso”, sin dejar de advertir que el
suspense creado por el robo al usurero debería mantenerse hasta el
final, puesto que al introducir la trama política se produce una brusca
caída del ritmo. Desde un principio la crítica se dividió entre quienes
se escandalizaron por los cuestionamientos políticos de la novela y
quienes la juzgaban la mejor de Revueltas. Mauricio de la Selva no
escatimó elogios y a la vez no dejó de señalar sus desaciertos. Un hecho
interesante es que un mes después publicó otra reseña en Cuadernos Americanos en la que hizo un análisis pormenorizado de Los errores pues, tal como afirmó el propio De la Selva, su reseña inaugural le pareció apresurada.
En 1964 se escribieron once reseñas, número considerable teniendo en
cuenta que desde la publicación en junio y hasta fines de ese año habían
transcurrido escasos seis meses. En algunos de los críticos se percibe
cierto malestar. Señalan a Revueltas como un ex militante a quien le
gana el rencor a la hora de escribir, pero resulta poco convincente el
argumento de un Revueltas cincuentón que dedicó seis años de su vida a
escribir una extensa novela para “vengarse” de su expulsión del Partido
Comunista Mexicano (PCM), sobre todo si se tiene en cuenta que para 1964
había sido expulsado incluso de la Liga Leninista Espartaco, que él
mismo fundó.
Si bien gran parte de las reseñas muestran un tono de reproche y de
disgusto hacia Revueltas, algunas comparten la opinión de que la novela
posee grandes aciertos literarios: la construcción de los personajes, la
estructura que entreteje dos historias paralelas que por momentos se
rozan y terminan anudándose en el epílogo, y la acertada descripción de
la Ciudad de México que superaba a Luis Spota y Carlos Fuentes.
De las intervenciones negativas de aquel año destaca la publicada, y sin firma, en La Revista de la Semana, suplemento de El Universal.
Ya desde el título se apela a influir en el lector: “Desconcierta la
nueva novela de Revueltas”. El verbo implica confusión y perplejidad,
efecto que remata con la frase inicial: “Esperada por años, la nueva
novela del autor de El luto humano y de Los días terrenales o de Los muros de agua,
dudamos que satisfaga por completo las esperanzas que en ella habían
puesto quienes admiran a José Revueltas”. La acumulación tenía el fin de
resaltar los principales títulos en la historia novelística de
Revueltas para finalizar insinuando que Los errores se encontraba lejos de alcanzar la popularidad de la que aquéllos gozaban.
En otro párrafo, el anónimo crítico escribe que “Se llama el libro Los errores y
el título le conviene, pues son muchos los que el autor comete, además
de los que reseña; es el volumen 78 de la colección Letras Mexicanas,
con la que tan firmes éxitos se ha anotado el Fondo de Cultura
Económica”. Recuérdese que esta colección tenía gran prestigio entre los
lectores, por títulos como Pedro Páramo, Balún–Canán, Las buenas conciencias y La región más transparente.
Con esta alusión el crítico hacía hincapié en “los éxitos” que dicha
colección se había anotado “hasta entonces”, opinión que, más que un
halago, era un reproche.
José Revueltas mantuvo absoluto silencio ante una crítica feroz a la
que —más que las erratas— molestó que el autor pusiera al mismo nivel el
mundo del hampa y la dirigencia del PCM, porque al cerrar el libro el
lector llega a la conclusión de que —como en el tango— “hoy resulta que
es lo mismo ser derecho que traidor”.
A diferencia del escándalo que en 1949 llevó a Revueltas a retirar de las librerías Los días terrenales,
en 1964 declaraba a quien quisiera escucharlo: “No pienso sacar mi
novela de circulación”. Esta postura era una muestra del sentido
autocrítico del novelista: sabía que en Los errores concretaba lo
mejor de su pluma. A las vidas atormentadas del usurero, el padrote y
la prostituta se sumó el conflicto ético de los militantes de un partido
mezquino, explotador y prostituido, y esto, lejos de regocijarlo, le
dolía a Revueltas en carne propia.
Cuando escribió Los errores,
Revueltas no era un resentido que tomaba venganza por su expulsión del
PCM; era un escritor maduro que concretaba en su obra elementos propios
de una literatura que luego conoceríamos como el “boom latino-
americano”, del cual fue “injustamente excluido”, en palabras de su
contemporáneo Julio Cortázar.
Cincuenta años después, Los errores mantiene
su vigencia no solo por la maestría de su estructura, atmósfera y
personajes sino por el conflicto moral de los militantes y simpatizantes
defraudados por una izquierda que, lejos de incluirlos, los sentenciaba
a la orfandad y el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario