domingo, 23 de junio de 2013

El andamio intelectual de Monsiváis

23/Junio/2013
Confabulario
Gerardo Antonio Martínez

La cultura fílmica, la música y la ciudad de Carlos Monsiváis se conjugan en su biblioteca personal que también deja un espacio a la diversidad sexual, la que vivió también en la lectura y en los tomos dedicados a la literatura, al estudio sociológico y al ojo del espectador plástico.

Libros fundacionales de la revolución sexual del siglo XX, como Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad o Gay power, hasta ensayos sobre el lesbianismo de Gabriela Mistral y la versión en inglés de la novela homo erótica Der Puppenjunge del anarquista John Henry Mackay, son algunos de los 385 títulos sobre diversidad sexual que Monsiváis logró reunir a lo largo de cuatro décadas de andanzas por las librerías de viejo, y a través de  obsequios y adquisiciones directas en diferentes ciudades.

Daniel Bañuelos, encargado del rescate y catalogación de la colección privada de  Monsiváis, estima que esta biblioteca es única en el país por la importancia y por la variedad de títulos, muchos de ellos aún difíciles de conseguir en México.

“Sobre diversidad sexual dudo que otras organizaciones o bibliotecas tengan una colección más completa que esta sobre lesbianismo, homosexualismo, feminismo. Muchos de estos títulos no los tiene la UNAM”, refiere.

Desde los amarres morales de principios del siglo XX hasta la diversidad de identidades sexuales como el drag queen, el travestismo, el feminismo y el autoerotismo, estos 385 títulos, refiere Bañuelos, sólo corresponden a trabajos más académicos, sociológicos o históricos sobre la sexualidad.

Sobre la importancia de Monsiváis como mensajero de las ideas que acaparaban la atención de los activistas y estudiosos del tema en otras latitudes, Bañuelos resalta que el resultado fue un protagonismo involuntario como generador de debates en torno a los comportamientos sexuales en el país.

“Monsiváis fue uno de los primeros intelectuales que abordó la vida sexual del país, y además participó en algunos movimientos. Hubo una época en que él era referente por los libros que traía”, dice.

El resultado de estas lecturas, comenta, puede verse en varios de los libros escritos por él mismo, en colaboración con otros periodistas o estudiosos de la materia de la diversidad sexual.

“Son libros -precisa Bañuelos- que sólo puedes conseguir aquí, sobre todo de temas de homosexualidad en América Latina. Hay también muchos libros sobre la violencia; Monsiváis hizo muchos ensayos sobre la cultura queer”.

Títulos más cercanos a la dinámica nacional son algunos dedicados a la homosexualidad en el México colonial, en las prisiones,  en el Porfiriato, y el erotismo citadino.

En sus viajes subsecuentes a Nueva York, a París, a cualquier otra ciudad donde era invitado,  Monsiváis buscaba un espacio de su agenda para deambular por librerías, escarbar entre los libreros locales y ampliar su repertorio de novedades.

“Prácticamente son libros desde la década de los 60 hasta unos muy recientes”, precisa Bañuelos.

Sin sujeciones al exclusivo estudio académico de la diversidad sexual, Monsiváis también extendió su colección bibliográfica a la narrativa, la poesía y las artes plásticas.

Destaca además una gran colección de fotografía y arte homosexual. Los libreros del acervo contienen también títulos de Reinaldo Arenas, Oscar Wilde, poesía erótica mexicana y fotografía de Jean Cocteau, y una colección importante de grabado erótico.

De los títulos que falta por ubicar en la  biblioteca, aún en proceso de clasificación, está una de las ediciones de Corydon, de André Gide.

Entre las selecciones fotográficas de Monsiváis están las selecciones de Robert Mapplethorpe y Jean Cocteau, además de catálogos de pintura homo erótica del siglo XX.

El no beso de Reinaldo Arenas

“Te abrazo y no te beso para no pintarte”. Así concluye el novelista cubano Reinaldo Arenas una de las cartas que escribió a Carlos Monsiváis, fechada el 10 de abril de 1985 y  reguardada en el acervo de este autor en la Ciudadela Ciudad de los Libros.

En ella, Arenas agradece al ensayista mexicano el obsequio de un ejemplar de la revista Siempre, y relata los proyectos de viaje a Nueva York y a la ciudad de México.

En esta carta, que la familia encontró como separador del libro El color del verano  del autor cubano, Arenas adelanta la posibilidad de que Monsiváis sea invitado al Festival de Cine de La Habana y despotrica contra la serie Yo, Claudio, que transmite la televisión cubana.

“Antón (Arrufat) espera que le arañes con una crítica o comentario su cajita cerrada, que él dice ‘de Pandora’”, relata líneas adelante.

De México, confiesa Arenas, me quedé con un sabor de miel ignorada, con tan poco tiempo y siempre como con un supositorio de chile.

“Te abrazo y no te beso para no pintarte”, concluye.

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