sábado, 25 de septiembre de 2010

“Aspiro a que disminuya la matanza”: Pacheco

25/Septiembre/2010
El Universal
Sonia Sierra

“No son profecías”, recalcó la noche de ayer el escritor José EmilioPacheco, “es la literatura la que tiene la capacidad de captar la realidad social”.

De profecías y apocalipsis, de la nostalgia y la poesía, del pesimismo, de una lejana ciudad de México que en su poema “Altatraición” José Emilio Pacheco describió como “desecha, gris y monstruosa”, pero que le resulta un edén comparada con el “horror” de la actual, y de algunos temas que no hallaron respuesta, versó la conversación entre el poeta y el también escritor Ignacio Solares, con un público integrado en su mayoría por jóvenes estudiantes de la UNAM.

Como si se tratara de uno de los músicos que se presentan cada semana en la Sala Nezahualcóyotl, el público recibió al poeta con un largo aplauso.

La charla con Pacheco, distinguido el jueves junto a otras 15 personalidades de México y el mundo con el doctorado Honoris Causa dela UNAM, abrió la sesión de diálogos literarios para celebrar los doctorados concedidos a él y al escritor peruano Mario Vargas Llosa.

“No soy el pulpo Paul”

“No me hago pasar por profeta”, dijo el escritor, y luego bromeó: “No soy el pulpo Paul”, dijo al halbar sobre la violencia que desde hace tiempo había señalado, pero que en su momento le mereció ser llamado “pesimista” y“apocalíptico”. “Mis advertencias más pesimistas son juego de niños ante todo lo que pasó”.

Señaló que la literatura “alerta a no cerrar los ojos ante todos los horrores de la vida; es inútil no querer ver los horrores”, dijo el autor de Los elementos de la noche, No me preguntescómo pasa el tiempo y Batallas en el desierto.

Al ser cuestionado por el público sobre la solución al narcotráfico, pensó unos segundos y dijo: “Creo que la legalización”, una respuesta que se ganó un aplauso. Y agregó: “No sé la solución, pero a lo único que se puede aspirar es a que disminuya la matanza. La guerra está perdida. Si hay apoyo popular no hay forma de vencer eso. No quiero hablar de política porque la política lleva a la muerte. Uno manda a la guerra a los demás y se queda tan tranquilo. Hay que tener eso como responsabilidad”.

A una pregunta de Solares sobre cómo empezó esa vocación por escribir versos, el escritor se fue a la infancia, al niño, sin referirse a si mismo, el niño que, dijo, “descubre que hay una danza de las palabras que cantan, bailan, riman”, y luego ve que “él o ella puede hacerlo”. Agregó entonces que la poesía “no es un don de seres especiales, todo el mundo lo tiene pero se va perdiendo, pocos lo llevan más allá”.

La memoria y no la nostalgia

Una pregunta de Solares a Pacheco sobre la presencia de la ciudad de México en su obra dio pie a que el poeta negara que se pueda vivir y amar a la ciudad como está hoy en día: “Yo objeto el término nostalgia. Estoy a favor de la memoria. de que no se olviden las cosas, no de decir que fueron mejores. Aquella ciudad tuvo cosas agradables, pero también terribles y muy violentas. No se puede idealizar ningún pasado, mucho menos el de la ciudad de México que siempre ha tenido esa terrible división entre pobres y ricos”.

Recordó que aún existe su casa en la colonia Roma, en Zacatecas 76, y evocó a su amigo Carlos Monsiváis: “Decía que, cuando menos, no somos corruptos, que seguíamos en las mismas casas desde hace 30 años”.

Acerca de cómo escribiría una novela del México actual, dijo: “Me gustaría enfrentarme al fenómeno y al enigma de la violencia, pero ya no; eso le corresponde a la generación de ustedes”.

Una de las preguntas finales de los estudiantes fue por los libros que le han acompañado toda la vida, a lo cual no dudó en responder: “El directorio telefónico, sin duda, sin él no se puede vivir”.

Y ante la insistencia, dijo: “Puro lugar común: La biblia, Edipo rey. Al final de la charla, se dedicó un minuto de silencio en memoria de Carlos Monsiváis.

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