Suplemento Laberinto
Sueño con que pronto exista cerca de mí una Book Boutique.
En una Biblio-Boutique habría estantes llenos de libros hermosamente confeccionados —diseños variados y pastas de buena calidad— y, sobre todo, computadoras para revisar —entre música y pastel— MyAmazon.com —el sitio que en mi utopía privada sustituirá a Amazon— con tal de elegir qué libro ordenar.
Cada Book Boutique tendrá acceso al catálogo mundial del libro, que posee archivos electrónicos de todos los textos habidos y por haber, para nosotros, los ávidos de Babel.
Llegó el funesto momento: el elector será el editor.
Una vez que escoja un texto, el empleado de la Book Boutique lo imprimirá y encuadernará con la portada que yo mismo elegí o él me sugirió —gracias a las distintas opciones de diseño— y dentro de unos minutos (u horas, en casos especiales) mi libro queda listo.
(O lo ordeno desde mi casa y sólo paso a recogerlo).
La tecnología que cada Book Boutique posee para hacer libros in situ fue financiada por las empresas editoriales que percataron que no podían negar el libro virtual y, al mismo tiempo, reconocieron que muchos lectores aún desearán libro objetual.
La Book Boutique sustituirá a la librería, donde sólo hay pocos títulos y uno ¡no puede hacer sus propios libros!
Todos los libros estarán sujetos a rediseño. Por ejemplo, en una Book Boutique yo puedo hacer un libro mixto. Elegir unos ensayos de Habermas en las primeras 120 páginas, luego 20 páginas de poemas de Vallejo y como apéndice unas páginas de un número clásico de Playboy.
Cuando le pido al librero imprimir y encuadernar juntos estos textos advierto que no le gustó mi combo.
Le explico que quiero este libro para llevármelo a un vuelo Tijuana-D.F.
“Tengo que leer los ensayos de Habermas pero como no lo soporto quiero tener poemas de Vallejo a la mano”. No me atrevo a explicar las últimas páginas.
Los propietarios del print-right recibirán su porcentaje cada vez que el sistema mundial del libro reciba una orden de impresión desde una Book Boutique certificada.
(Podría imprimir en papel hoy el nuevo libro de Clemente Padín digi-editado en Uruguay ayer).
Para que la Book Boutique sea realidad se necesita que las editoriales inviertan en tecnología y capacitación para digitalizar, crear opciones de formatos y materiales prefabricados y, además, que las librerías se transformen en talleres de impresión y encuadernación y, a la vez, muestrarios de libros. Rehacer la industria entera.
El éxito dependerá no sólo de la tecnología y rapidez para hacer los libros que el cliente (diestro) elija del catálogo sino que las recomendaciones (para el inexperto) se vuelven la clave del libro a pedido, libro a la carta o libro personalizado.
La Book Boutique pondría el libro digital al servicio del nuevo libro impreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario