Jornada Semanal
Hugo Gutiérrez Vega
1. Por ser un ejemplo a
seguir en todos los géneros del periodismo, especialmente la crónica,
el reportaje y la entrevista. Y por hacer que estos géneros formen
parte de su mundo literario al entregarnos la historia de Gaby Brimmer y
la serie de Documentos y comunicados que realizó junto con nuestro cronista mayor, Carlos Monsiváis.
2. Por haber dado voz a los que no la tienen, a
los que se les niega una vida digna, a los humillados y ofendidos de la
sociedad neoliberal y, por lo tanto, de la usura y la avaricia, y por
habernos entregado a la ya nuestra Jesusa Palancares, persona y
personaje de Hasta no verte Jesús mío.
3. Elena ha descubierto facetas hermosas e
ignoradas de la vida y de la obra de Octavio Paz, Juan Soriano, Tina
Modotti, Leonora Carrington y Guillermo Haro, personas y personajes
fundamentales para acercarse al corazón de este país que habitamos los
titubeantes y medrosos mexicanos, y que contiene una carga de historia
de heroísmo y emoción patriótica que, en buena medida, tuvo como
escenario esta bella y contradictoria ciudad de Santiago de Querétaro.
Y digo contradictoria porque, siendo conservadora, testimonió el
triunfo de la razón histórica representada por los liberales y por
nuestro estadista mayor del siglo XIX, Benito Juárez.
4. Por su muy personal forma de novelar la
historia y de testimoniar, a través de sus obras, algunos de los
momentos esenciales de la vida social, política y cultural del país: la
masacre de Tlatelolco, el terremoto, las contradicciones del acontecer
político, el poder femenino (“Suave Patria, vales por el río de las
virtudes de tu mujerío”) patente en las mujeres de Juchitán, tan
valientes y llenas de inteligencia para la vida.
5. Elena es autora de cuentos, poemas, novelas,
crónicas, reportajes y entrevistas por los cuales puede decir, como don
Antonio Machado: “Al cabo nada os debo, debéisme cuanto he escrito.”
Puede decirlo, pero aún no lo dice, pues sabe que el silencio es fuerte
y que la palabra certera es capaz de iluminar las zonas más oscuras de
nuestra condición humana y de lograr que se entronice la verdad.
6. Por su claro y alegre compromiso con la verdad de todos los días que es camino, proceso y meta de la tarea periodística.
7. Nuestra autora usa la imaginación libérrima
(“la loca de la casa”, según Santa Teresa de Jesús) en su literatura de
ficción y alcanza la maestría formal derivada del talento y de la más
hermosa forma de la obstinación.
8. Enfrenta con valentía serena a los dueños de
este país y ha expresado sus puntos de vista aun en la entraña misma de
ese monstruo enajenante formado por el duopolio televisivo.
9. Por participar en la lucha a favor de la
democracia y de la justicia distributiva, en un país que se caracteriza
por la desigualdad social, la injusticia, la impunidad y el desaseo
electoral.
10. Por dar a los estudiantes de periodismo un
modelo de método de investigación que va de la biblioteca y la
hemeroteca a la entrevista de calle y a la búsqueda de testigos y de
comentaristas de los temas en proceso de investigación.
11. Por su manera de acercarse a las realidades
de este país que escogió para vivir y, como decía Bertolt Brecht, para
mejorar. En Elena se combinan la serenidad con el asombro, el estudio a
fondo con el estilo claro, lleno de transparencias. Por todas estas
razones, el jurado del premio que, por la generosidad de la comunidad
universitaria, lleva el nombre del que está hablando, da a Elena
Poniatowska Amor el correspondiente a este año académico. Se lo
entregamos con entusiasmo, con justicia y con sincero afecto.
A lo largo de su vida y de sus tareas literarias
y humanistas se ha ganado estos sentimientos que la academia comparte
con el pueblo al que ha dedicado su más generoso esfuerzo.
Querida Elena, por tus palabras reunidas para
formar el escenario de una prosa transparente y eficaz, por tu genuina
defensa de los valores de la democracia, la justicia y la libertad,
recibe de manos de los sin voz, de Jesusa Palancares y de los que
hablaron con la verdad y la fuerza de sus convicciones: Diego, Tina,
Leonora, los muchachos de Tlatelolco, las mujeres de Juchitán y de
todas nuestras naciones indígenas que viven como extranjeras en su
tierra; los obreros y los terriblemente humillados y ofendidos de este
país injusto y violento, el premio que en años anteriores fue otorgado a
Fernando del Paso y a Miguel León Portilla. Contigo esta presea
universitaria y queretana ha reunido una tercia de ases. Gracias,
Elena, por aceptarla, pero, sobre todo, gracias por tu literatura y por
tu humanismo constante, gracias por tu voz levantada en defensa de los
oprimidos y en la búsqueda de la verdad y de la justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario