Laberinto
Este marzo se realizó el XVII Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea en la Universidad de Texas, en El Paso.
Luis Humberto Crosthwaite, Élmer Mendoza, Cristina Rivera Garza, David Toscana, Gabriel Trujillo, tuvieron mesas dedicadas a su obra.
En el Congreso participan desde estudiantes de posgrado —casi todos en Estados Unidos— hasta reconocidos académicos. Aunque la mayor parte de los participantes son de trayectoria en consolidación.
Y aunque este año el norte acaparó la atención de mesas unitarias, resulta interesante que —excepto la de Mendoza— casi no tuvieron público. Y sus ponentes —con cierto balance entre mujeres y varones— eran investigadores jóvenes.
Pude comprobar que a la misma hora que se realizaban las mesas norteñológicas, la asistencia se concentraba en mesas enfocadas en poesía y narrativa del centro del país.
El contraste es significativo. Por un lado, en cierta academia emergente la literatura del norte goza de estima (como sucede desde hace dos décadas entre muchos lectores). Por otro, la mayoría de los académicos asistentes prefirió escuchar revisiones de la literatura mexicana de Ciudad de México.
José Ramón Ruisánchez —escritor y académico que, según se dijo ahí, organizó tres mesas— comentó desde el público algo que después se discutió en más de una conversación en pasillo: “La literatura del norte ya no es alternativa”.
No fui el único que advirtió este tema subyacente del Congreso.
Alguien me comentó que la literatura del norte, al tiempo que se ha vuelto predilecta de lectores y editores, pierde su “novedad” como tema a explorar y que incluso algunos académicos —con sus propias agendas— vuelven a la literatura “normativa” quizá para contrarrestar el actual dominio narrativo norteño.
También resultó notorio que en al menos cuatro académicos, al tiempo que analizaban narcoliteratura, la descalificaban estética o culturalmente, juzgándola en términos explícitamente despectivos como “invasión” que “infesta” la literatura mexicana, al mercado o, en general, a la cultura.
Si alguien quiere entender la actualidad de la narrativa mexicana no puede perder de vista este dato: el norte ahora domina.
Y desde la prensa, academia y mundo literario se le pone entre dudas.
Por “mercadotécnica”, “inmoral”, “apologética del crimen”, “mal escrita”, “vulgar”, “moda”, “invasiva”.
Cuando los críticos, periodistas o académicos escriben de narcoliteratura, ¿qué están diciendo entre líneas?
La literatura defeña, por primera vez en su historia, es la oposición.
Y quiere recuperar el poder.
Este dato será interesante para algún futuro investigador: en el Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea 2012, la literatura central fue mucho más popular que la norteña, que tenía dedicada mesas enteras. Pero casi todas ellas vacías.
Muy interesante su entrada; me parece fascinante el grado con el que se compara la literatura norteña con la central, aunque sospecho que no es sólo Ud. el que lo hace.
ResponderEliminarYo soy un estudiante de posgrado en literatura hispana, mas mi licensiatura es en otra área completamente distinta y pienso continuar en esta disciplina ya que me gusta mucho. Pienso mandar mi resúmen para el Congreso del siguiente año y su entrada me ha resultado muy informativa. Saludos.