El Universal
A 30 años de distancia de la primera edición de Las batallas en el desierto, José Emilio Pacheco no deja de sorprenderse de la cantidad de lectores que van haciendo suya esa novela; tampoco pierde el placer de leer ni de sentarse a escribir, pero ha cambiado el ritmo con que lo hace, una terrible dolencia en las vertebras lo obliga al descanso.
El poeta, ensayista, narrador y traductor, el más importante intelectual mexicano vivo, habló con EL UNIVERSAL sobre Alfonso Reyes y su prosa, sobre poesía y Las batallas en el desierto, y sobre el Premio Alfonso Reyes que hoy le entrega El Colegio de México por “por su reconocida trayectoria literaria, así como por su invaluable aportación a las humanidades y a la cultura hispanomericana”.
Pacheco Berny (30 de junio de 1939) conversó de esa “enfermedad incapacitante” que le impone visitas al hospital y terapias, pero sobre todo de los tres libros en los que trabaja y que espera terminar este año. Dos de ellos son sumamente ambiciosos: la traducción final de los Cuatro Cuartetos de T.S. Eliot -del que ya está en revisión-, y la conclusión de su libro Aproximaciones, una suerte de antología de poesía breve, desde los epigramas griegos al haiku japonés, un proyecto al que ha dedicado 50 años de su vida.
El Premio Alfonso Reyes sorprendió al escritor que ya no esperaba recibir ningún galardón más: “Nunca hice nada para obtenerlo, jamás pedí que firmaran cartas o que me recomendaran”; pero está feliz porque el premio viene de El Colegio de México. “Es como una compensación de mis fracasos y frustraciones porque yo nunca pude llegar a El Colegio como estudiante, tuve que salir de la Universidad y empezar a trabajar".
La obra de Pacheco no deja de estar ligada a la figura de Alfonso Reyes; en 1989 escribió un texto en el que afirmaba que hace 22 años, en un artículo, Pacheco dijo que Reyes “inventó para nosotros una prosa en que podemos conocer el mundo, pensar el mundo, explicarnos el mundo”.
¿Sigue con esa opinión sobre Reyes?
Reyes da una visión mexicana de la cultura europea, sobre todo de la cultura clásica y de la española, también como que la naturalizó y la hizo mexicana; lo que se encontró Reyes cuando tenía 20 años era la idea de que ‘escribir bien era escribir a la española´. Si uno quiere aprender a escribir, le sienta muy bien leer a Reyes, porque si te digo “tienes que leer a Borges o a Octavio Paz, es escribir como Borges u Octavio Paz”, en cambio, Reyes lo que despierta es tu propia naturaleza; lo mejor de Reyes es la naturalidad, el problema es que es una obra tan extensa que tienes que escoger lo que te interesa, porque si no, no la abarcarás nunca.
¿Vale que sea un premio que otorga El Colegio de México?
Es la gran institución de cultura mexicana de posgrado, nunca esperé un premio de ellos, me siento muy honrado y muy agradecido, me cayó muy de sorpresa, pensé que jamás volvería a recibir un premio. Nunca hice nada para obtenerlo, jamás pedí que firmaran cartas o que me recomendaran. Es como una compensación de mis fracasos y frustraciones porque yo nunca pude llegar a El Colegio como estudiante, tuve que salir de la Universidad y empezar a trabajar.
He estado muy cercano, he colaborado mucho y hace 30 o 40 años allí se publicó el primer libro que se hizo sobre mí: Ficción e historia: la narrativa de José Emilio Pacheco.
En su conferencia hablará de “Las batallas en el desierto” ¿esta novela aún le da sorpresas?
Me pidieron hablar del tema, me da algo de pena repetir lo mismo, pero no puedo inventar una biografía diferente; es un recuento de este libro que ha tenido un destino tan sorprendente y tan extraño.
Yo no esperaba nada, pensé “esta novela corta le va a interesar a 10 personas, a las que tienen edad y vivieron en la colonia Roma”, pero uno nunca sabe, los libros tienen su vida propia e independiente y no es mérito del autor, uno que más quisiera que todo le saliera bien y rara vez sale bien algo.
¿Cada generación hace suya la novela?
Cómo pueden encontrarse en algo tan absolutamente lejano a su experiencia y que lo sigan leyendo. Algo que no se ha dicho y es un acto de justicia es que en estas lecturas tienen que ver mucho los profesores; quisiera agradecerles en persona porque a pesar de ser una lectura obligatoria, los jóvenes no la repudian y la leen con gusto.
¿En la escuela leyó mucha literatura mexicana?
La literatura mexicana no era motivo de estudio, al contrario, uno prácticamente tenía que envolver en papel de estraza un libro mexicano, como si fuera una novela pornográfica, decían que para qué leer un libro mexicano si hay tan buenas novelas francesas e inglesas.
¿Cómo va en su trabajo creativo, trabaja en nuevas obras?
Voy muy mal, estoy bastante enfermo y eso ha dificultado mucho mi trabajo. Estoy terminando un libro que me ha llevado 50 años, creo que es el último libro en la historia en el que alguien haya trabajado durante 50 años. Lo he llamado Aproximaciones, son todas las versiones poéticas, desde los epigramas griegos hasta los haikus, pasando por poemas francesas, ingleses, norteamericanos e italianos. Saldrá en 2012 con Ediciones Era en México y Visor en España.
En el número de Letras Libres en circulación publico uno de los cuartetos de T.S. Eliot, allí he hecho el intento de modificar el género de nota al pie. Ha sido un trabajo monstruoso y espero terminarlo este año, pero llevo un año enfermo, por primera vez en mi vida tengo cosas inconclusas.
Con crisis en México y España lo primero que sufre es la poesía. Quisiera que 0.1% de quienes han leído Las batallas en el desierto leyeran mis libros de poemas.
La enfermedad le impide trabajar…
Es una enfermedad profesional, cuando dividen el trabajo en manual e intelectual, pues yo digo que escribir es un trabajo intelectual y físico, me he pasado mucho tiempo sentado escribiendo o leyendo en la cama y entonces tengo un problema terrible en las vertebras, lo que se manifiesta en las piernas. Yo no sé ni cómo le voy a hacer para ir a El Colegio, yo no quería salir a ninguna parte porque no puedo caminar bien.
No es directamente grave pero sí muy incapacitante. Estoy en terapia, es muy fuerte, cuando menos tengo un doctor que no opera.
¿Estos últimos han sido buenos años, no?
Ha sido una época muy buena pero muy triste para mí por la muerte de amigos como Carlos Monsiváis; y Sergio Pitol, que está enfermo. Otro amigo enfermo es José María Pérez Gay. Cada semana recibo información de un contemporáneo que está muy enfermo o se está muriendo o que se murió, pero no piensen en eso sino que su vida está por delante.
El Premio Alfonso Reyes íntimamente me toca porque cumplí 50 años de dar clases -cosa que ya no hago-, y de hacer crónica literaria; ahora sí todo lo que gano se me va en hospitales y médicos.
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