El Universal
"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo". Así inicia una de las más grandes novelas de la literatura mexicana, la única escrita por Juan Rulfo, que es también una obra paradigmática sobre cómo ha sido tratada la figura paterna en nuestra letras, en las que, como en Pedro Páramo, abundan la figura del padre ausente.
En esto coinciden los escritores Álvaro Enrigue y Sandra Lorenzano, quienes en entrevista vía telefónica proporcionaron ejemplos de estos personajes que desde luego responden a un contexto y a una realidad social.
"La literatura mexicana -afirma Enrigue- gira en torno a la ausencia del padre. Es el caso de la literatura que ha crecido alrededor de la figura de Pedro Páramo, Artemio Cruz e incluso Hernán Cortés. Se trata de padres muy poderosos que de pronto desaparecen y dejan huérfano un universo".
En Pedro Páramo, por ejemplo, hay un personaje -Juan Preciado- que busca a su padre, un padre ausente, que es un importante cacique de Comala.
"Toda la novela -comenta Lorenzano- se construye alrededor de esa búsqueda del padre poderoso que dicta sus reglas e impone sus normas desde la ausencia. Parece una paradoja que padres ausentes puedan tener tanto poder pero así es".
En la creación de padres ausentes, que no obstante ejercen un gran poder en sus hijos, hay un reflejo de los padres de carne y hueso con los que nos podemos encontrar en la vida real.
"Como en todas las sociedades patriarcales, en la nuestra, la figura paterna es fundamental, y nuestra literatura muestra la realidad de la sociedad con respecto a esa figura", asegura la autora de Lo escrito mañana: narradores mexicanos nacidos en los 60.
Pero ¿cómo se ha retratado a los padres en nuestras letras? Además de coincidir con Enrigue en que Pedro Páramo es una novela paradigmática sobre este tema, la doctora en letras proporciona otros ejemplos que muestran que la ausencia del padre no sólo se hace presente cuando éste abandona a sus hijos, sino también debido causas como la muerte o, incluso, la indiferencia.
Ejemplos de personajes paternos que no se ausentan por decisión propia sino a causa de la muerte son la novela Los años falsos, de Josefina Vicens, y el poema "Algo sobre la muerte del mayor Sabines, de Jaime Sabines.
Si en Los años falsos -afirma Lorenzano- Vicens cuenta la historia de Luis Alfonso Fernández, el joven que luego de la muerte, de la ausencia de su padre, hereda las responsabilidades de éste al grado que no vive su vida por vivir la que había construido su padre, en "Algo sobre la muerte del mayor Sabines", el poeta crea un canto de amor y devoción hacia su padre, que también muestra la furia y la no resignación ante la presencia de la muerte que se lo ha arrebatado.
"En estos casos nuevamente hay una ausencia del padre, pero ahora por culpa de la muerte, entonces el padre aparece desde la ausencia", añade.
Como en la vida real, en la literatura mexicana también hay padres ausentes, pese a que aparentemente están presentes en la infancia de sus hijos.Ése es el caso de Balún Canán, de Rosario Castellanos.
En esa novela -comenta Lorenzano- también aparece la figura del padre, que en este caso sí está ahí, pero es autoritario, no mira a la niña narradora y protagonista de esta historia porque prefiere al hijo varón. A pesar de su presencia ese padre prácticamente también está ausente.
Un caso similar lo encontramos en Mi padre, el general, de Jorge López Páez. En esta novela también es un niño quien relata su historia. Luego de que muriera su madre y su tía, el núcleo familiar de este personaje queda reducido al de su padre, un general que ni siquiera tiene tiempo de comer con su hijo.
Incluso, cuando pasan "juntos" los fines de semana en las casas de los amigos del general o en los ranchos de sus familiares siguen sin relacionarse realmente.
El ensayo literario ha sido otra modalidad en la que escritores mexicanos han reflexionado sobre la figura paterna.
En Padre y Memoria Federico Campbell hace un repaso por nuestras letras y por la literatura escrita en otras lenguas en el que muestra que en la obra de Juan Rulfo u Oliver Sacks, pasando por muchos otros, la figura paterna ha estado ahí, ya sea de manera omnipresente o a través de una ausencia absoluta.
Mientras que en el ensayo "Hijos de papel" Enrique Serna critica a los padres escritores que "de tanto comparar la creación literaria con el acto de engendrar y las arduas faenas con los dolores del parto, han llegado a creer que su oficio es una especie de paternidad sublimada". Como el poeta francés Stéphane Mallarmé, quien -cuenta Serna- se arrepintió del abandono en el que tuvo a su hijo (que murió a los dos años) a causa de sus interminables faenas literarias.
Otro caso que evidencia una ausencia paterna es el de Franz Kafka, el gran escritor checo que no podernos pasar por alto en este recuento debido a su importancia e influencia en las letras universales.
En Carta al padre, el autor de La metamorfosis denuncia con gran claridad los maltratos y las humillaciones que sufrió en manos de su padre, un padre que como tantos otros y de manera paradójica ejerce un gran poder sobre sus hijos a través de su omnipresencia que es al mismo tiempo una ausencia.
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