Suplemento Laberinto
Un lector me pidió responder esta pregunta: ¿quién es el poeta más importante del continente?
Pregunta difícil para un continente que por fortuna carece de una tradición poética unitaria. En portugués y español, desde el concretismo y el neobarroco la tradición lírico-romántica —que daba unidad a la “poesía hispanoamericana”— se ha debilitado. Aunque el mito de una “poesía hispanoamericana” sigue vivo.
Con internet, la aparición de microclimas poéticos o escenas autónomas —por ejemplo, la poesía visual— ha estimulado una pluralidad cuya desventaja es la falta de visibilidad y cuya ventaja es la fertilidad de lo que se desvía.
Entre la poesía del inglés y el español, la telefonía tarda décadas. Y la fragmentación interna de cada idioma literario crece anualmente.
En inglés, desde antes de mediados de siglo XX no se puede hablar de una poesía norteamericana. Desde la poesía de ego-verso caucásico hasta la del etno-testimonio, cada poesía estadounidense tiene su cuarto aparte.
Sus propias editoriales, departamentos académicos y segmentos de lecto-mercado. Hoy es imposible unificar la historia de la poesía norteamericana.
La poética en América está descentralizándose. Al pensar quién es el poeta vivo más innovador del continente y, por ende, el más importante, vienen a la mente Nicanor Parra, Charles Bernstein o José Kozer. Pero esas referencias no necesariamente contienen la respuesta.
Una de las rutas más intrépidas que se han abierto en el último cuarto de siglo es la poesía indígena contemporánea.
De ahí proviene el mayor acontecimiento poético del continente, no sólo por su visión poética —tan aparentemente sencilla como histórica y emotivamente densa—: Humberto Ak’abal.
Ak’abal nació en Guatemala y es un poeta maya-quiché bilingüe. Haroldo de Campos decía que “el arte poético de Ak’abal convierte el español en una lengua que tiene más de oriental que de occidental” debido a su poesía basada en percepciones que contejen paisaje y pensamiento. Pero habría que precisar que lo que Ak’abal sintetiza es la cosmovisión indígena con la poesía moderna.
Si tuviera que elegir un texto suyo, recomendaría “Ausencia recuperada”, una prosa breve suya en que resume su vida —pobreza y persecución— y su llegada a la poesía. Recomendaría esta prosa porque sus poemas, ¡todos son entrañables!
Ak’abal escribe en maya y español: es dos poetas. Entre sus libros destacan Con los ojos después del mar, Todo tiene habla y Ovillo de seda.
A pesar de su grandeza, todavía no ha recibido en Latinoamérica todo el reconocimiento que merece, debido a prejuicios sobre las letras indígenas y a la falta de ediciones de mayor circulación. Además, Ak’abal es un ser extraordinario. A veces es un hombre melancólico, otras un sabio y, en todo caso, un poeta de nuestro tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario