sábado, 20 de febrero de 2010

¿Desaparecerán las revistas culturales en México?

20/2/2010
Suplemento Laberinto
Heriberto Yépez

El gobierno federal decidió quitar su publicidad en revistas culturales, que según editores, están ya en vías de extinción.

En La Jornada, Carlos Martínez Rentería —de la revista contracultural Generación— opina que el retiro “es una forma velada de forzar su desaparición… Ninguna de estas publicaciones son negocios rentables… la mayoría de los posibles anunciantes de iniciativa privada no tienen el menor interés de anunciar sus productos en este tipo de publicaciones”.

Anteriormente, Paso de gato emitió una carta —que incluye al premio Nobel Dario Fo— solicitando al presidente reconsiderar.

Aquí en Laberinto, Braulio Peralta comentó: “Paso de gato, propiedad de Jaime Chabaud, pide publicidad, ‘apoyo’ del Estado, presionando mediante carta firmada por instituciones teatrales de otros países. Me quedé mudo. Parece periodismo de la época priista donde hacían medios para vivir del gobierno, no de los lectores”.

Tienen razón Martínez Rentería y Chabaud: sin publicidad, muchas revistas se irán. Y tiene razón Peralta: qué paradójico que la cultura alternativa no tenga más alternativa que sobrevivir de la publicidad oficial.

El mexicano promedio y el gobierno están aliados. La lectura no les es prioritaria.

El retiro podría ser temporal. Pero es recordatorio de quién tiene el poder, a quién le debes tu revista. Así que persígnate y abre la boca que ahí te va la hostia.

Si la medida persiste, la Cultura Culta se re-monopolizará.

Y las revistas ligadas al poder —aunque ya sin sus antiguos pesos pesados— seguirán su picada crítica; construirán un discurso y plataforma mediática más y más dependientes de la ideología del régimen. Se hundirán en el descrédito.

Y en los grupos excluidos —tanto intelectuales como públicos-participantes— crecerá el rencor y la desbandada.

Internet podría ser la próxima sede de las culturas alternativas mexicanas. ¿El precio a pagar? La desprofesionalización y balcanización de las propuestas.

A largo plazo, sin embargo, si el régimen continúa su política de paulatino retiro de apoyo a la cultura crítica, creativa y contreras, le habrá hecho el mayor de los favores: obligarla a buscar autonomía económica y, por ende, radicalización política y creación de comunidades de base reales. Se acabaría la Era de la Edición Ficción.

Por ahora, no hay que perder de vista que las revistas no han fallado. Han hecho lo que les toca: divulgar cultura especializada.

Los que han fallado son los lectores y antes que ellos, las universidades.

Las universidades mexicanas no sólo no crean conocimiento. Ni siquiera crean alumnos capaces de consumirlo por escrito. (Pasaron de la Biblia de oídas a las fotocopias de la esquina.)

A las universidades —públicas y privadas— hay que dirigir las cartas y reclamos. Ellas son las que cometen el peor de nuestros fraudes.


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